La final de la Copa Libertadores 2025, que el Flamengo ganó por 0-1 al Palmeiras el sábado 29 de noviembre en Lima, dejó un impacto económico estimado en $ 70 millones, impulsado principalmente por la llegada de 50.000 turistas brasileños. 

Según informó la Federación Peruana de Fútbol (FPF), este evento -disputado nuevamente en el Estadio Monumental de Universitario de Deportes- representó una oportunidad histórica para dinamizar sectores como el turismo, hotelería y transporte. La entidad destacó que “estar en los ojos del mundo abre puertas para que el Perú sea sede de eventos internacionales”.

¿Cómo se generaron los $ 70 millones?

De acuerdo con información recogida por la FPF y publicada en el diario El Comercio de Perú, los turistas generaron ingresos en hoteles, transporte, alimentación, compras, servicios y logística, además de la inversión destinada al propio escenario deportivo.

La llegada masiva de aficionados brasileños fue clave para alcanzar un impacto económico superior al de 2019, cuando la primera final única disputada también en el Monumental dejó $ 62 millones.

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La gestión de la FPF y el precedente de 2019

La federación resaltó la gestión del presidente Agustín Lozano, quien negoció ante Conmebol para que la capital peruana volviera a ser sede del partido decisivo. En 2019, el propio Flamengo se coronó campeón ante River Plate con un 2-1 que marcó la primera final única en la historia del torneo.

El precedente positivo y la experiencia logística acumulada hicieron de Lima una opción viable, especialmente ante la necesidad de una ciudad con capacidad hotelera, conectividad aérea y un estadio con estándares internacionales.

El título histórico del Flamengo

El triunfo conseguido con un gol de Danilo convirtió al Flamengo en el primer club brasileño en alcanzar cuatro títulos de la Libertadores, consolidándose como uno de los equipos más dominantes del continente.

Para la FPF, este logro deportivo “fue solo una parte de una historia más grande”, pues el movimiento económico demostró que Lima puede competir con otras ciudades sudamericanas como sede de eventos de talla mundial.

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