A las 05:30, el futbolista Roger Rentería ya está haciendo ejercicio en un parque cercano a su casa, ubicada al sur de Guayaquil. A pesar de que el balompié profesional aún no se reinicia en Ecuador, él busca ponerse bien físicamente.

De 11:00 a 15:00 es su tiempo familiar, en el cual asiste sobre todo a sus hijos en sus clases virtuales, para luego ponerse a trabajar en su segundo oficio: un restaurante de empanadas a domicilio.

El actual jugador del Everest, de la Segunda Categoría nacional, prepara los alimentos junto a su esposa y luego, en su propio auto, los lleva a sus clientes hasta 22:00. Así es un día normal del mediocampista de 28 años desde que inició la emergencia sanitaria por el COVID-19.

“Yo tengo que emprender porque la situación de los clubes es un poco complicada, no tienen para pagar sueldos en su totalidad, solo un 30-40%, entonces le dije a mi esposa: tenemos que hacer algo. Tengo también una escuela de fútbol y tampoco pudimos trabajar, entonces decidí emprender con el negocio de las empanadas y me ha ido muy bien”, cuenta.

Ante la actual crisis que describe Rentería, la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) anunció este 23 de junio algunas medidas, como la financiación de pruebas de COVID-19, además de mantener reuniones con los clubes y asociaciones para tratar protocolos de bioseguridad para los torneos de Segunda Categoría y SuperLiga Femenina.

Además, el COE Nacional autorizó, bajo la figura de plan piloto, la solicitud de la FEF para reiniciar la segunda división el 8 de agosto y el 2 de julio, los entrenamientos.

ENTRE LAS EMPANADAS Y EL FÚTBOL

¿Cómo dividirá Roger Rentería su tiempo para atender su negocio cuando retornen los entrenamientos presenciales con su equipo y, posteriormente, la competencia? “(Ríe) Hay tiempo para todo, si entrenamos en la tarde, puede que después del entrenamiento retome mi negocio y vaya a entregarlas (las empanadas)”, responde el volante, que ha pasado por clubes como Fuerza Amarilla, Olmedo, hasta el mismo Emelec. 

El plan de Rentería es, por lo pronto, continuar con su emprendimiento “hasta cuando Dios lo permita” para así no solo depender del fútbol.

FUTBOLISTA Y ASISTENTE DE MECÁNICO, A LA VEZ

Erick Muñoz, jugador de 19 años del Club Sport Patria, es otro que ha diversificado su tiempo en esta cuarentena para aumentar sus ingresos. Desde que inició el estado de emergencia, ha trabajado junto a su papá, que es mecánico industrial. Juntos van a una camaronera, donde Muñoz asiste a su progenitor en la venta y reparación de motores.

"Me siento bien al ayudarlo, sí me gusta, he estado aprendiendo de lo que hace él. Gracias a Dios, hemos tenido trabajo toda la cuarentena”, comenta el joven, quien se desempeña como lateral derecho del equipo ‘Decano del Fútbol Nacional’.

Mientras trabajaba en la camaronera, Muñoz contó que a veces se imaginaba qué estuviese haciendo si la pandemia del COVID-19 nunca hubiese llegado y el balón nunca se hubiera detenido: “Yo decía: yo decía estuviera entrenando (ríe), pero ya pues, qué más se puede hacer, no es culpa de uno”.

Y es que gracias a su ‘cachuelo’, Muñoz ha logrado una estabilidad económica para mantener así a su esposa e hijo, en una situación difícil tanto para los clubes y deportistas. El jugador manifiesta también que el presidente de institución ha apoyado económicamente al plantel cuando ha sido necesario:

Al igual que su colega Rentería, el sueño de Muñoz es lograr el ascenso a la Serie B, en un campeonato que, al igual que en el resto de torneos nacionales y mundiales, deberán jugarse a puerta cerrada y regirse bajo un estricto protocolo sanitario.