Lo que empezó siendo emoción y felicidad para Argentina, terminó como una película de terror. Nadie se lo esperaba, ni el árabe más soñador. Pero al final sucedió. 

En la previa, por las calles o el metro, la algarabía sudamericana fue evidente desde temprano. Los gauchos caminaban orgullosos y entusiastas, mientras que los hinchas del equipo rival lucían más cautos, sin ocultar la ilusión de enfrentar a una selección tan conocida. Incluso hubo árabes con la camiseta albiceleste en una mano y la bandera de Arabia Saudí en otra.

El deseo argentino es solo uno: ser campeón mundial. Saben que son candidatos, pero jamás se imaginaron el resultado de este martes 22 de noviembre. De ahí que el carnaval inicial se convirtió en un velorio.

Y es que la selección argentina no perdía en el debut de un Mundial desde 1990, cuando cayeron ante Camerún con un tanto de Oman Biyik. “Estoy en shock aún”, dijo Federico Bailes, cuya tristeza y sorpresa eran evidentes en su rostro. Él no pudo estar en el estadio, así que aprovechó el Fan Fest para verlo en pantalla gigante.

En la concentración de hinchas, los argentinos celebraron cuatro goles: el primero de Messi desde el punto penal y los demás anulados entre el juez de línea y el mismo VAR. Fue entonces que los gauchos empezaron a asumir que la derrota ante la selección asiática podía ser una realidad. Y vaya que lo fue.

“Hoy jugaron todos mal, después de 36 partidos deciden hacerlo mal hoy”, comentó bastante molesto y en tono de reproche un hincha argentino, mientras regresaba en el metro, luego del amargo compromiso. 

Estaban golpeados. Sus caras de tristeza eran detectables a simple vista. Y es que el silencio en ellos no es algo habitual durante su estadía en Doha y estaba pasándola mal.

“Mi primer partido del Mundial y me pasa esto,” manifestó Cristhian Velazco, quien a pesar de la derrota tomó de buena forma lo ocurrido. Confía en que su equipo podrá clasificar a octavos de final.

Todo lo contrario con el equipo ganador. Los hinchas saudíes vivieron un sueño desde el estadio hasta el Fan Fest, y desde el Fan Fest hasta las calles. Y es que no solamente eran ellos, sino que se sumaron muchos más asiáticos, como los qataríes, quienes con sus carros pitaron arengando al equipo, todo como acto de alegría y felicitación a los sauditas.

Los ganadores del partido sacaban a relucir sus banderas, gritaban en contra de Messi, se burlaban en forma amistosa del rival y vivieron una fiesta nunca antes vista para ellos en la historia de los Mundiales: vencer a un campeón del mundo como Argentina.

Finalmente la fiesta continuó en las calles, pero sin la presencia de argentinos, que prefirieron ‘guardarse’. Estaban amargados. Para este miércoles 23 el gobierno nacional de Arabia Saudita decretó feriado nacional.