La borrosa pizarra de Arias

Patxo de la Rica, Guayaquil

Los entrenadores necesitan un tiempo de aclimatación para que sus equipos personifiquen su fútbol. Pero este deporte, y más en un momento como en el que llegó Alfredo Arias a Emelec, obliga a rendir desde el primer día.

Pero la realidad, dos meses después de su llegada, es que los resultados no reflejan el trabajo del ‘charrúa’, que ya ha perdido cuatro cotejos en sus diez primeros partidos.

Cinco victorias, un empate y cuatro derrotas no son números de campeón, más aún cuando el máximo rival, Barcelona, ha sumado ocho triunfos en ese mismo tiempo. Al menos, no se le podrá culpar al técnico uruguayo de no intentar encontrar las soluciones, ya que en estos diez partidos no ha repetido alineación en ninguno de ellos y ha movido sus piezas en busca de la fórmula idónea.

En el último cotejo, ante Universidad Católica en el Atahualpa, el preparador buscó la más complicada. Un cambio radical, con tres defensas centrales (Jaime, Pinillo y Achilier) junto a una línea de cinco volantes formada por Mina, Quiñónez, Gaibor, Giménez y, sorprendentemente, Guanca.