Deportes
Puñetes y puro teatro en la capital
War organiza eventos de lucha libre, una práctica que está creciendo en la capital del país.
Las batallas son en La Arena, escenario ubicado en el norte de Quito.
Personajes, historias y enredos nacen sobre la lona de un cuadrilátero. Y es que, además del espectáculo deportivo, estos luchadores ofrecen a sus espectadores un show escénico.
La lucha libre cobra fuerza en Quito a través de War, que presenta combates cada mes en La Arena, al norte de la capital. Jay Schmidt es uno de los personajes, vigente campeón de la categoría Crucero (peso liviano) y su caracterización se basa en el protagonista de la película ‘American Psycho’ (’Psicópata americano’). Cubre su rostro, además, con una máscara antigás similar a las que se utilizaban en la Segunda Guerra Mundial.
“No hay rival que pueda vencerme”, dice convencido el ecuatoriano, mientras presume de su cinturón de campeón. Schmidt derrotó la semana pasada a Max Viper, su eterno rival, y volvió a quedarse con el título de campeón.
Pero hubo otro ecuatoriano que se quedó con el reconocimiento: 100 Fuegos. Él combatió contra el peruano Caoz y le arrebató el primer lugar en la batalla más importante de la jornada. Caoz, con la cabeza baja, regresó a su natal Lima sin el cinturón que había cuidado durante el último año, en el que fue el campeón.
Sebastián Fierro, gerente de War, comentó que esa empresa ha hecho las alianzas para traer al país importantes eventos de lucha libre, como a algunos de los luchadores más reconocidos de la WWE. “En Ecuador hay una amplia acogida a este deporte-espectáculo, es solo que hacen falta más espacios”.
Fierro, como excombatiente de esta peculiar disciplina, explica que cada luchador se prepara no solo a nivel físico, sino también en su lado artístico. “Cada pelea tiene un guión. Los combatientes responden a un personaje y eso sí es algo ensayado. Pero la pelea en sí no es algo que se plantifica, sino que eso sí es auténtico”, explicó Fierro a EXTRA.
La indumentaria, los llamativos vestuarios y las máscaras más elaboradas son mandadas a hacer a la medida en México. War se destaca porque, además, cuenta en sus filas con mujeres, algo que no ha sido común en esta disciplina a nivel nacional.