En medio de la conmoción que ha generado la llegada del italiano Carlo Ancelotti como nuevo director técnico de la selección de Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva no tardó en pronunciarse. El debut oficial del entrenador está previsto para el viernes 6 de junio, cuando la canarinha enfrente a Ecuador en el estadio Monumental de Guayaquil, por la fecha 15 de las eliminatorias sudamericanas al Mundial.

A sus 65 años, Ancelotti, quien dejará al Real Madrid, asume un reto mayúsculo: en tiempo récord deberá construir un equipo competitivo, encontrar las piezas adecuadas para su idea de juego y plasmarla en el campo. No será tarea fácil, y Lula no esquivó el tema.

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“Ancelotti es un gran entrenador. Fue un buen jugador y es un buen técnico. No tengo nada en contra de que sea extranjero”, comentó el mandatario durante una visita oficial a Pekín. Sin embargo, fue más allá y puso el foco en lo que considera el verdadero problema del fútbol brasileño actual: la falta de talentos desequilibrantes.

“El problema en Brasil, creo yo, es que tenemos escasez de jugadores que marquen diferencia, como hace 10 años lo hacían Ronaldinho, Ronaldo, Kaká o Adriano”, afirmó. Y agregó: “Si comparamos esta cosecha con las de 1958, 1962, 1970, 1982, 1986, 2002 y 2006, esta generación es más frágil. Solo hay que recordar nuestros delanteros de 2002 y 2006 para notar cuánto nos hemos alejado de ese nivel”.

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Un experimento para la Seleçao

Lula también apuntó a las dificultades estructurales que enfrenta la selección brasileña, más allá del talento individual. Criticó los escasos días de preparación antes de los partidos internacionales y propuso una solución poco convencional.

“Es muy difícil reunir a los jugadores 15 días antes del partido, a los entrenadores dos días antes, elegir el equipo y pensar que van a ganar, cuando el resto de equipos se preparan tanto”, dijo el presidente. En ese sentido, reveló que planteó a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) un experimento: armar una selección con los 22 mejores jugadores del Campeonato Brasileño una vez que este haya concluido.

“Creo que sería lo mismo o incluso mejor que convocar futbolistas desde cualquier parte del mundo”, sostuvo Lula, quien subrayó que, ante todo, el objetivo principal sigue siendo uno: clasificar al próximo Mundial.

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