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Pedro Ramos: "El VAR es un cáncer para el fútbol ecuatoriano"

El exárbitro ecuatoriano era considerado uno de las más bravos en el fútbol ecuatoriano

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Pedro Ramos era considerado uno de las más bravos en el fútbol ecuatoriano.Amelia Andrade

Pedro Ramos, exárbitro y catedrático universitario, recibió a EXTRA en su despacho en el campus de la Espol, al norte de Guayaquil, para hablar sobre el arbitraje ecuatoriano.

El doctor en Matemáticas Estadísticas considera que el referato nacional se ha estancado en comparación con el desarrollo del fútbol, y que ya no tenemos un referente porque no se los estaría formando bien.

¿Cuál es su percepción sobre el arbitraje ecuatoriano?

Lamentablemente, el avance que ha tenido el fútbol nacional no ha ido de la mano con el arbitraje. No conozco qué pasa en la Comisión Nacional de Arbitraje junto con el apoyo que deberían dar la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) y la LigaPro, pero es palpable que no logramos mantener un referente. Sale alguien con cualidades, dura unos tres años y luego desaparece.

¿No hay talentos en Ecuador?

Me niego a creer que no haya talentos. Lo que pasa es que el talento solo no alcanza, también debe haber disciplina, formación y convencimiento de que se tienen las capacidades para poder ser de élite. Debemos tener algún árbitro bueno, pero no se sabe si lo están preparando bien. En Ecuador ya hubo buenos árbitros.

¿No se les da el apoyo?

Toda Comisión de Arbitraje debe tener una curva de aprendizaje hasta lograr establecer qué estrategia tomar y en eso están fallando, porque he visto que a muchos árbitros jóvenes los tiran a la palestra internacional y después desaparecen por no tener buenas actuaciones. Se les debería seguir apoyando para que mejoren. Esta Comisión tiene más de 17 años, entonces algo anda mal y debe ser corregido.

¿Se los está formando mal?

Quienes deben trabajar con los nuevos árbitros son los que llegaron a estar en buen nivel. Quienes llegaron a la élite tienen que transmitir sus conocimientos a los nuevos. Hay que invertir en el arbitraje, que mejoren y que vuelvan a respetarlo, porque todo debe ir a la par.

En su época hubo una buena camada de árbitros. ¿Qué hizo usted para mantenerse?

Había nombres muy bravos, pero yo, convencido de mis capacidades, logré entrar en ese grupo. Fácilmente, había cuatro árbitros que podían pitar partidos bravos, pero eso no lo podemos decir ahora. Las ternas arbitrales son casi una lotería, porque no sabemos qué va a pasar. Ese respeto que debe transmitir el árbitro con su jerarquía no existe hoy, por eso es que ahora en los partidos se ven actitudes reprochables de los jugadores y cuerpos técnicos. Y el VAR es un cáncer para el fútbol, porque el árbitro no está obligado a demostrar sus herramientas para decidir en una jugada.

¿Ahora no respetan a los árbitros?

El respeto nadie te lo regala, tienes que ganártelo con autoridad, justicia, comunicación, con buena percepción de las jugadas, y lo que menos están haciendo los árbitros es entender el juego. Una cosa es saber el reglamento de memoria, otra es entender el juego para aplicarlo.

¿Qué hacía usted para que lo respetaran?

Si quieres ser un árbitro que respeten debes cumplir las medidas antipopulares. Si hay que expulsar a un jugador local en un Clásico del Astillero, pues hacerlo; o pitar un penal en un Clásico en el último minuto o tener que sancionar a quien sea. Tomar medidas populares es fácil, pero si eres de nivel y tomas una decisión antipopular pones un parámetro de que eres una persona que cumple su trabajo.

¿Usted siempre fue de carácter fuerte?

No, también era muy amigable, conversaba con todos los jugadores y los hacia reír. El árbitro tiene que hacer hasta de psicólogo en la cancha, conversar con ellos para saber si les sucede algo.

¿Alguna vez discutió con un futbolista?

Por lo general, son los jugadores quienes no respetan, incluso cuentan las cosas de manera diferente al periodismo. Tuve situaciones límite y pude manejarlas. Siempre me mantenía tranquilo a pesar de que se venían encima.

¿Cuál fue el jugador más difícil?

Por sus actitudes especialmente irascibles, no comprensibles, violentas y porque no salían de la cancha cuando los expulsaba, me acuerdo mucho de Edwin Tenorio y Wagner Rivera. Ellos eran difíciles, reclamaban mucho, te insultaban, pero son cosas que supe manejar.

Desde su punto de vista, el VAR no ha potenciado el arbitraje nacional.

La tecnología es importante en su medida. El VAR no toma la decisión final, la debe tomar el árbitro y las decisiones deben estar basadas en inteligencia y la buena comprensión de las reglas. Pero desde la llegada del VAR me pasa que ya no puedo discernir cuál árbitro es bueno, malo o mediocre, porque es como hacer un examen con el libro abierto, todo se lo dicen. En Ecuador todavía no está usando bien esta tecnología, es el VAR el que decide y no el árbitro.

¿Qué se debería hacer para mejorar, entonces?

A veces en jugadas parecidas hay decisiones diferentes. Todos los fines de semana pasa. Eso quiere decir que todavía no hay un común acuerdo de las decisiones que se deben tomar, especialmente con las benditas manos. Debe haber un común acuerdo. Es muy bueno que el árbitro tenga tecnología, pero eso también hace que pierda discrecionalidad, porque se apoyan mucho en el VAR. Antes nosotros no teníamos tecnología y así teníamos que reconocer las jugadas. La responsabilidad era del árbitro.

¿Esto ha hecho permisivos a los árbitros con los jugadores?

También que les falten el respeto. Odio cuando les hacen señales a los árbitros para que saquen una tarjeta o se les acercan para reclamar. Los árbitros no deberían dejar que los toquen.

¿Por qué decidió retirarse con 37 años?

Fueron muchos factores. El tema se volvió inmanejable y ya no disfrutaba lo que hacía. No perdí la pasión por el arbitraje, perdí la fe en las personas que dirigían el arbitraje, por las cosas que pasaban. Y una de las cosas más fuertes que me pasó es que yo era el árbitro que debía ir al Mundial de Alemania 2006, pero no pude ir por el problema que tuvo Byron Moreno (criticado por su actuación en el partido entre Corea del Sur e Italia en el Mundial 2002).

¿El problema de Byron lo perjudicó?

Indirectamente sí me perjudicó. Cuando sucedió aquello, ya me imaginaba que por muchos años no íbamos a tener árbitros en un Mundial, era lo lógico. Yo sabía que mi suerte estaba marcada. Me dolió no ir, porque es lo que cualquier árbitro quiere cuando se lo merece. Tuve la resistencia de mi familia y amigos, quienes me decían que no me retire, pero me fui siendo escarapela FIFA.

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