Dos ataques con explosivos que han sido considerados como terroristas han sucedido en 18 días en Guayaquil. El primero de ellos, en septiembre de este año, fue dirigido a las instalaciones penitenciarias de la ciudad; en cambio, este martes 14 de octubre, un vehículo detonó en una importante zona comercial. Lo relevante es que en ambos atentados fueron usadas camionetas para instalar los artefactos y detonarlos: ¿esto se puede considerar una coincidencia o estrategia? 

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Antecedentes de los dos hechos

El pasado viernes 26 de septiembre una camioneta de color blanco explotó en las inmediaciones del Centro de Privación de Libertad Zonal 8, centro penitenciario ubicado en el kilómetro 17 de la vía a Daule, norte de Guayaquil. En esa ocasión, aunque el vehículo fue estacionado junto a la garita donde se encontraban militares resguardando, no se reportaron víctimas. 

En la tarde del martes 14 de octubre, junto al edificio 100 Business Plaza, en la avenida Joaquín José Orrantia, otra camioneta 'voló' a causa de una carga explosiva ubicada en su interior. Según detalles recabados por EXTRA, el automotor estuvo estacionado en el sitio por, aproximadamente, 10 minutos antes de que se prendiera. 

Nelson Yépez, analista experto en seguridad, explica que no es coincidencia sino "logística" que en ambos ataques se hayan usado camionetas. "Estos carros les permiten tener mayor capacidad para cargar explosivos; es decir, más espacio para movilizarlo", asegura. 

"Un carro pequeño no les resulta por tema de espacio (...) Vi que usaron tanques de gas comprimidos de aire acondicionado, se ve que es algo casero", insiste el analista sobre el repetido uso de este tipo de vehículos. Él, además, expresa intranquilidad sobre un factor que también considera importante: el posible uso de control remoto en las cargas. 

"Estamos subiendo de nivel de agresividad": esto dice experto

Yépez asegura que el detonante a control remoto preocupa, pero nota que no funcionó como esperaban, pues luego hallaron más artefactos que fueron activados mediante una detonación controlada, realizada por el Grupo Antiexplosivos de la Policía Nacional. 

Finalmente, él asegura que este ataque deja en evidencia que las fuerzas del orden estarían un paso detrás de la delincuencia. "En lo de la cárcel se notó que se podía parquear cualquier vehículo al pie de las instalaciones; no se tenía el cuidado en ese tema de control. Pasamos de  cargas simples como tacos a cargas grandes; de cargas de mecha a unas de control remoto. Estamos subiendo de nivel de agresividad", concluye, 

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