El paro nacional que atraviesa el país empieza a sentirse con fuerza en la movilidad de Loja. En la Terminal Terrestre Reina del Cisne, las cooperativas de transporte funcionan parcialmente, mientras que los pasajeros han reducido de manera significativa sus viajes por el temor a bloqueos y hechos de violencia en distintas provincias.

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Leonardo Ruiz, administrador de la terminal, señaló que la reducción es notoria. “En días normales movilizamos alrededor de 600 frecuencias, pero ahora hemos bajado a unas 300. Igual ocurre con los usuarios: de un promedio de 3.000 pasajeros diarios, apenas viajan entre 1.000 y 1.500”, indicó. El funcionario añadió que el miedo de los conductores a salir hacia otras provincias limita aún más las operaciones de varias cooperativas.

Suspensión de turnos y daños a unidades

Desde la cooperativa San Cristóbal, la trabajadora Nicole Celi confirmó que el turno de las 19:45 con destino a Loja fue cancelado por el cierre de vías en Otavalo. 

“En medio de las protestas, tres de nuestras unidades sufrieron daños en los parabrisas. Esto nos obliga a suspender rutas para proteger a choferes y pasajeros”, manifestó. Pese a los inconvenientes, aclaró que las tarifas se mantienen sin cambios, siendo el trayecto Loja–Tulcán uno de los más afectados por las restricciones.

Transporte hacia la Costa con menos complicaciones

Los transportistas también viven la tensión. Freddy Asanza, conductor que cubre rutas hacia la Costa, comentó que en esa zona la situación es más tranquila. “Ayer fui a Machala y no pasó nada, hoy voy a Guayaquil sin problema. En la Sierra parece estar más grave, pero la información que recibimos es muy limitada”, relató.

Tanto la administración de la terminal como las cooperativas remarcan que los pasajes se mantienen en sus valores habituales, sin incrementos. Además, en coordinación con la Agencia Nacional de Tránsito, realizan controles para asegurar que no se vulneren los derechos de los usuarios.

La incertidumbre predomina entre los viajeros, quienes prefieren esperar a que las vías se liberen antes de movilizarse. Mientras tanto, la Terminal Terrestre de Loja trabaja a medio ritmo, con pasillos vacíos, boleterías con poca actividad y buses que, en muchos casos, permanecen estacionados sin completar sus rutas.

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