Darío Javier Peñafiel Nieto, conocido en el mundo criminal como alias Topo, mano derecha de Fito y llamado a ser su sucesor como líder del grupo criminal Choneros-Fatales, fue recapturado este sábado 13 de septiembre en el oriente ecuatoriano.

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Topo estaba prófugo desde 2024, cuando a pesar de ser acusado de la muerte de un Policía en servicio activo, un juez le dictó medidas sustitutivas a la prisión preventiva y al ser liberado, inmediatamente dejó de cumplirlas, entrando en clandestinidad.

El ministro del Interior, Jhon Reimberg, ofreció detalles de la operación armada que permitió dar con el paradero y cuál será el futuro judicial de Darío Peñafiel, quien en el momento de su captura llevaba consigo un bolso con varios fajos de dinero y estaba a bordo de un automóvil.

Reimberg aseguró que al igual que alias Fito, Topo será extraditado a los Estados Unidos, país en el que es requerido por la justicia por los delitos de lavado de activos y narcotráfico. Que haya causas abiertas contra él en la Corte de Justicia de Nueva York “ayuda mucho” a acelerar la solicitud de extradición, explicó.

¿Cuál era el prontuario de Darío Peñafiel, alias Topo?

Sobre la posibilidad de que el criminal sea juzgado en el país fue tajante y expresó: “Sabemos que hay uno que otro juez que está esperando que le caiga el caso para ver qué hace con él, pero no lo vamos a permitir”, dijo

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El ministro precisó que Topo tenía dos boletas de captura vigentes por su amplio prontuario delictivo, en el que constan tráfico de armas y asesinato; además, había sido detenido previamente en cuatro ocasiones, por tráfico de armas, asociación ilícita, secuestro extorsivo y pensión alimenticia.

Luego fue acusado del asesinato de un servidor policial en servicio activo y, aún con todos sus antecedentes, fue liberado con medidas sustitutivas de presentación periódica cada ocho días, las cuales dejó de cumplir incluso antes de la captura de alias Fito.

Posteriormente fue declarado culpable y sentenciado a 34 años y ocho meses de prisión por este caso, que estaban pendientes de cumplimiento, pues no lograban dar con su paradero. Estos hechos hacían desconfiar a Reimberg de la probidad de los magistrados nacionales para juzgar la causa.

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