La vida del abogado Carlos Renato Ortuño Cevallos cambió radicalmente el 23 de junio de 2023, cuando fue víctima de un atentado a bala en el centro-norte de Quito. Ese día, mientras ingresaba con su vehículo al edificio donde trabajaba, en la avenida Amazonas y Jerónimo Carrión, fue interceptado por cuatro atacantes que se movilizaban en un automóvil.

Según el parte policial de esa fecha, Ortuño recibió tres disparos: dos en el cuello y uno en el hombro. Paramédicos del Cuerpo de Bomberos lograron estabilizarlo y trasladarlo a una casa de salud, donde permaneció en estado crítico. El coronel Geovanny Maldonado, en la época jefe del distrito Eugenio Espejo, señaló entonces que, por la forma de operar de los sicarios, el hecho fue investigado como un posible sicariato.

Un intenso operativo se desplegó ese mismo día en la ciudad. La Policía rastreó el vehículo de los agresores, un Kia Sedan con placas de Cotopaxi, gracias a las cámaras de seguridad y testimonios de testigos. El automotor fue ubicado en Guápulo y, tras una persecución, los atacantes al parecer lo abandonaron para escapar en dos taxis. Horas más tarde, el comandante Fausto Salinas confirmó la detención de un extranjero en Chimbacalle, quien habría sido el autor de los disparos.

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Amigos y colegas de Ortuño expresaron su solidaridad en redes sociales. El jurista Felipe Rodríguez escribió entonces: “La víctima es mi compañero desde primer semestre de universidad. Un gran tipo, un gran hijo, un gran amigo. Él no llevaba casos penales, sino civiles”.

Secuelas irreversibles para la víctima

El ataque dejó a Ortuño con lesiones permanentes en la médula espinal. Con apenas 36 años de edad, quedó en condición de cuadriplejía, con una discapacidad del 98 %, lo que limitó severamente su movilidad y lo obligó a depender de cuidados médicos continuos. Durante dos años buscó alternativas de recuperación en Ecuador, Colombia, México y España, pero ninguno de los tratamientos ofreció mejoras significativas.

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Mientras su cuerpo se deterioraba, el dolor físico y las complicaciones médicas aumentaban. En 2025, tras agotar todas las opciones, decidió acogerse a la eutanasia voluntaria activa, una posibilidad abierta en Ecuador luego de la sentencia de la Corte Constitucional del 7 de febrero de 2024, que despenalizó el procedimiento tras el caso de Paola Roldán, paciente con esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

El trámite y la autorización

A inicios de septiembre de 2025, Ortuño presentó formalmente su solicitud ante el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). El 8 de septiembre, el Comité Interdisciplinario de esa entidad resolvió acoger su pedido tras constatar el carácter irreversible de su condición y la persistencia de sufrimientos intolerables.

Con esta decisión, Ortuño se convertirá en el segundo paciente en el país en acceder legalmente a la eutanasia. El procedimiento se llevará a cabo en el Hospital Carlos Andrade Marín, en Quito, bajo estrictos protocolos médicos y legales.

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