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Farándula

Anita Lucía Proaño: “La depresión me dejó sin voz cuatro meses”

Hace más de tres años sufrió disfonía, debido al fallecimiento de su esposo, el cantante Claudio Vallejo. Pensó que ese era el fin de su carrera

Ana Lucía
Anita Lucía Proaño tiene 50 años cantando la música ecuatoriana y de Latinoamérica.Miguel Canales Leon

A los seis años Anita Lucía Proaño ya se ganaba dos reales (dos centavos de sucre) que le daban sus tíos por cantar y bailar en las reuniones familiares en su natal Riobamba, provincia de Chimborazo. Así alimentó su pasión por la música, lo que la ha llevado a una carrera llena de éxitos que empezó en 1973, tras ganar el concurso de música nacional ‘Estrella Cristal’, organizado por radio Cristal de Guayaquil.

En sus 50 años de vida artística, confiesa que solo una vez pensó en el retiro, después de perder la voz temporalmente.

FUERTE DEPRESIÓN

“Hace algunos años le dije a mi hija que cantaría cinco años más y me retiraba. Ella me respondió: ‘eso, si el público la deja’”.

Aunque tiene sus seguidores fieles que no la abandonan, indica que hace poco más de tres años, creyó que ese momento había llegado, al fallecer su mamá y a continuación su esposo, el cantante cuencano Claudio Vallejo.

Tengo un problema de hipertensión y fui a parar al hospital. No quise que se sepa, porque el público, cuando quiere a sus artistas, sufre”, dice la artista de 68 años.

Anita Lucía cuenta que colapsó por el dolor. “Me dio una fuerte depresión y quedé sin voz por cuatro meses. Yo lloraba viendo cantar a mis compañeros y pensé que ese era el final para mí”.

Pero su constancia y la ayuda médica, hicieron que volviera esa voz, con la que ha recorrido los escenarios dentro y fuera del país, interpretando yaraví, bomba, albazos y pasillos.

“Los doctores se admiraron de mi recuperación. Soy muy disciplinada, no bebo licor, no como ají ni otros alimentos picantes. Además, que tengo mucha fe, por eso sigo aquí”.

EL AMOR Y DOLOR DE SU VIDA

Anita Lucía tuvo dos matrimonios, el primero con Pepe Cobos, cantante de la orquesta Los Jockers de Manabí, y padre de sus dos hijas. El segundo con ‘el sentimental de América’, Claudio Vallejo, fallecido el 3 de mayo de 2020.

“No puedo decir que todo haya sido infelicidad con el padre de mis hijas. Algunos ratos fueron de felicidad, como en todo hogar”, cuenta de aquella difícil unión.

De Claudio dice que lo sigue amando aún después de fallecido. “Tengo bellos recuerdos de mi relación con Claudio, lo amo y espero que donde Diosito lo tenga, me lo siga cuidando”.

Su muerte la afectó más de lo que imaginaba. “Sufrí demasiado, tuve que asistir a un psiquiatra para poder sobrellevar ese dolor. Lo sigo amando con todo mi corazón”.

Uno de los recuerdos que atesora de él es un video casero grabado un día antes que Vallejo fuera ingresado al hospital en Cuenca, afectado por una neumonía que le causó la muerte.

“Estábamos en ropa de dormir ensayando las canciones para un video, y mi sobrina nos filmó. Al día siguiente era de hacer la grabación, pero ya no se pudo porque se sintió mal”.

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.Cortesía

La intérprete de ‘Te quiero, Te quiero’, recuerda que prepararon la música, Claudio tocaba la guitarra y le decía qué canciones incluirían en el repertorio.

No le gustaba que cante la música bailable, él solo quería pasillos, su amor musical eran los pasillos”.

Debido a que no estaban “presentables”, declara que no ha subido el video a YouTube. “A lo mejor algún día me da la locura y lo subo”.

ARREBATADA EN EL ESCENARIO

Anita Lucía empezó cantando pasillos y luego fue incorporando canciones del folclor latinoamericano, y los ritmos bailables de la música ecuatoriana.

“Los géneros bailables, como el cachullapi, pasacalle, el sanjuanito, significaron mi salida, porque los bailan todos”.

Admite que desde niña es muy bailarina y lo sigue siendo. “En el escenario soy medio arrebatada. Decía mi papá que yo hacía bailar hasta las piedras. No hay fiesta que no termine con las canciones de don Héctor Jaramillo y Anita Lucía Proaño”.

Un género que jamás grabaría, indica, que es el reguetón. “Cada cosa tiene su tiempo y su edad, cada artista tiene su línea y la mía es la música ecuatoriana y el folclor latinoamericano”.

Con sus canciones ha llegado a Perú, Colombia, Venezuela, Estados Unidos, Canadá y Europa. “Ha sido maravilloso ingresar a otros lugares. Cantar a los migrantes es muy especial porque sienten la música y a uno, como un pedazo de la tierra y a la familia que dejaron atrás”.

SIEMPRE EXITOSA

Desde que empezó profesionalmente en 1973, asegura que el éxito no la ha soltado, pero le ha tocado trabajar muy fuerte.

“Yo me siento realizada, vengo cantando a varias generaciones y tengo un público que me ama. Dicen que es por mi humildad, por mi sencillez”.

Admite que ella es de las que se va al mercado central a comer hornado y se detiene a conversar con la gente.

“El artista dice que cuando el público lo olvide se retira, pero yo no puedo decir eso. Tampoco es que quiero morir en el escenario, pero mientras Dios me tenga con voz y con salud, yo seguiré cantando”.

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