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Farándula

Mientras haya despecho, la música rocolera no morirá
Pese a la moda del género urbano, las historias de traición, 'cachos' y licor siguen llenando conciertos y cantinas en todo Ecuador
La pena, el dolor, la ausencia y los ‘cachos’, nutren las historias de las canciones rocoleras. Sin ellas, simplemente este género musical bohemio, popular y aguardientozo no existiría.
La pérdida de voces como las de los fallecidos Roberto Calero, Jenny Peñafiel ‘La gata de la rocola’, Claudio Vallejo, Chugo Tobar, entre otros, así como la ausencia del Aladino, el mago de la rocola, quien el año pasado pasó por una emergencia médica, que lo mantiene alejado de los escenarios, así como el crecimiento de géneros urbanos que ‘hipnotizan’ a jóvenes, puede interpretarse como la agonía de este género de las cantinas. Pero no, eso está lejos de ocurrir, aseguran a EXTRA Jenny Rosero y Clarita Vera, conocida como La morenita de oro, cantantes sobrevivientes de la rocola.
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Una herencia que canta fuerte
Históricamente, la rocola ha sido el reflejo del alma popular. Así lo viven artistas como Jasú Montero, quien, aunque inició su carrera en la música tropical con el grupo Kandela & Son, encontró en la rocola una conexión emocional profunda heredada de su madre.
“Yo crecí con la rocola en casa, mientras mi mamá cocinaba o barría con la música a todo volumen”, cuenta con nostalgia. Actualmente, Jasú ha grabado un tema inédito titulado ‘Me siento viva’, apostando por este género desde una mirada más moderna sin perder su identidad.
También recuerda su participación en el reality La Reina de la Rocola, en 2019, junto con Jenny Rosero, y resalta cómo, a pesar del paso del tiempo, este estilo sigue siendo aclamado en cada show: “La gente la ama, la canta, la llora”, asegura Jasú.
Voces que sostienen la memoria
La milagreña Jenny Rosero, una de las voces femeninas más representativas del género y reconocida por su éxito ‘La guayabita’, empezó con la música nacional interpretando pasillos y albazos, pero fue la rocola la que la catapultó al exito. “Las letras hablan de lo que la gente vive: traiciones, llantos, amores perdidos... por eso conectan tan fácilmente”, explica.

Aunque sus presentaciones son bien recibidas dentro y fuera del país, ciudades como Machala, por ejemplo, repletan los conciertos de rocola, en eventos importantes como la Feria Mundial del Banano. “Puede que los jóvenes ahora escuchen más lo urbano, pero la rocola tiene un público fiel que la sigue llevando en el corazón”, dice.
Cantándole al corazón herido
Clarita Vera, La Morenita de Oro, ha dedicado casi cuatro décadas a cantar al sentimiento popular. Con éxitos como ‘Todo o nada’ o ‘La vecina chismosa’, ha recorrido escenarios nacionales e internacionales llevando la rocola como estandarte. “Nuestra música es pueblo, y eso no cambia”, afirma.
Cantante de rocola
Para Clarita, quien reside en Milagro, la rocola se canta con el alma, por eso no le preocupa que se la relacione con el licor o el llanto. “Sí, se canta con copa en mano, pero también con el corazón herido, con la alegría del reencuentro o el dolor del adiós”, enfatiza.
Pese a los desafíos actuales, como la falta de casas disqueras y la producción independiente, ella sigue grabando y cantando porque, como dice, “hay muchas voces, pero no cualquiera tiene el don de estremecer con una canción rocolera”.
En Guayaquil se publicita más
Pedro Chinga, productor musical y heredero del legado de su padre, del mismo nombre y quien tocó con Julio Jaramillo, asegura que la rocola no está muriendo. “En Guayaquil se publicita más, pero es en los pueblos del interior del país es donde realmente se consume y se siente”, afirma.
Defiende la vigencia del género por su carga emocional. “La rocola cierra conciertos porque toca el alma. Tiene ese poder de conexión inmediata”. Además, destaca que no se trata solo de los grandes nombres del pasado: hay nuevas generaciones, hijos de artistas y cantantes jóvenes que están abrazando la tradición con nuevos arreglos y sonidos.
Instrumentos clave como el requinto, la guitarra y los teclados con toques modernos dan al género una sonoridad única, sin romper su espíritu original. “Nosotros ya somos historia… pero esa historia aún no ha terminado de cantar”. Con esta frase, Clarita Vera despeja cualquier duda sobre la vigencia de la rocola. ¡Salud!
Historia de su nacimiento
Para entender de dónde se origina su nombre, lo primero que hay que conocer es que este género no tiene ninguna relación con el rock and roll, por el contrario, su denominación proviene, según explicación de Pedro Chinga, experto en este género, de las famosas rocolas, máquinas de discos que, a cambio de unas monedas, reproducían canciones en bares y salones de bebidas, a través de las voces más sentidas del país que narraban desgarradoras historias de amor y ‘cachos’, acompañadas por guitarras, requintos y arreglos sencillos que bastaban para estremecer el alma y pedirle al cantinero “otro trago más, por favor”.
Cantante
Su aparición se da entre los años 50 y 60 como una fusión del pasillo con el bolero y otros géneros populares.
Más ‘herederos’ musicales
Entre los exponentes más importantes del género rocolero ecuatoriano está Segundo Rosero, aclamado tanto en América como en Europa, aunque es en Perú donde cuenta con su mayor número de seguidores. Ha grabado más de 400 canciones.
Juanita Burbano es otra artista que, al igual que sus colegas, es solicitada por la comunidad migrante residente en el extranjero. Ha grabado 29 discos, siendo ‘Pensando en ti’ su mayor éxito.

Aunque nació en la ciudad peruana de Trujillo, Cecilio Alva se estableció durante varias décadas en Guayaquil, para luego radicarse en Estados Unidos, donde actualmente reside. Es recordado por su éxito ‘La otra’.
En 1982, Aladino y la Gata de la rocola lanzaron su canción más famosa ‘Contestación a Penas’, una respuesta al tema ‘Penas’.