Este miércoles 28 de mayo, Luis Antonio Ruiz cumplirá un mes de su operación por hidrocefalia. Aunque aún los médicos no le han dado el alta para retomar sus actividades, está impaciente por volver. No quiere seguir descansando en casa.

El presentador de noticias, de 49 años, superó el linfoma no Hodgkin, uno de los cánceres más agresivos (en 2019), y ahora la hidrocefalia, condición médica que provoca la acumulación excesiva de líquido en el cerebro . A ambas las ha enfrentado con fe.

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¿Cómo y cuándo te diagnosticaron la hidrocefalia?

En realidad, el diagnóstico lo tenía desde hace un año, pero con los doctores que me trataron buscamos una manera de solventar la situación sin recurrir a la operación, es decir, sin paralizarme. Lamentablemente, ningún procedimiento dio resultado, y entonces optamos por la cirugía. Gracias a Dios, yo ya había ingresado mi información al IESS y, justo cuando tenían pacientes con esa condición para operar, me llamaron, y todo fue muy rápido.

Ingresaste al matinal En Contacto sabiendo que podía llegar la operación.

Sí, exacto.

Parte de la decisión de tu salida fue esa entonces...

Claro, tenía que atender este problema. No podía estar activo en la televisión mientras tenía que solucionarlo.

¿Descartas regresar a la televisión luego de esto?

Debo dejar pasar un tiempo por el tema de las luces y los sonidos, pero si hay una propuesta, la estudiaré, la analizaré y vamos con todo. Mi salida de En Contacto fue en buenos términos, pero el show debe continuar y mi espacio se debía cubrir.

¿Por qué realizaste publicaciones hasta el último minuto antes de que te operaran?

Entendí que iba a estar un buen tiempo tras cámaras, entonces parte del compromiso que tenemos con nuestro público es contarles lo que va a pasar. Quería advertirles que iba a estar en cama un tiempo. La vida me ha dado muchas señales de que está de mi lado. Lo que venga, lo afronto con sensatez y descanso en Dios.

¿Estás ansioso por regresar?

Sí, ya ha pasado mucho tiempo y siento que estoy en capacidad. Estoy, como quien dice, repuesto y listo para retomar mi vida normal.

Luego de la cirugía, hay mucho por agradecer, ¿no?

Por supuesto. Fue una situación inesperada. Ya tenía en órbita desde hace mucho tiempo, pero no tomaba la decisión de operarme. Cuando se dio la oportunidad, todo fue abrupto. Esto me paralizó y me obliga a replantearme ciertas cosas en mi vida. Cuando uno pasa por un proceso como este, las cosas ya no son iguales; tienen que cambiar, obviamente para bien.

¿Ahora qué sigue?

Supuestamente, con esta operación se acaba el problema. De hecho, todos los síntomas y situaciones que aparecieron durante la enfermedad han desaparecido. Eso es lo previsto: que yo vuelva a la normalidad, a ser el mismo Luis Antonio de siempre.

¿Qué es lo que más extrañas?

El ir y venir que conlleva el periodismo, tanto en las coberturas como en la creación de los contenidos diarios. Eso lo extraño muchísimo. Aquí (en casa) no hago nada, paso todo el día descansando, siento que debo volver, incluso por mi propia salud.

¿Lees los mensajitos que la gente te ha dejado?

Sí, mucho cariño y afecto. Eso ayuda, porque me hace entender que hay un compromiso que debo cumplir. Estoy muy ansioso de reactivarme para seguir en esto. Gracias a todos, de todo corazón, por tanta calidez, buena vibra y afecto. No sé cómo pagarlo, pero aspiro a hacerlo con mi servicio informativo comunitario lo antes posible.

¿De dónde sacas tantas fortalezas para superar enfermedades?

Bueno, definitivamente, una situación así no se soluciona o se puede sobrellevar bien sin un bagaje espiritual. Soy un hombre de fe, creo mucho y estoy en un tiempo de dejar las cosas en manos de Dios, que Él se encargue. Él decide para bien, y aquí estamos.

María Teresa Guerrero, Silvia Ibarra, Francesco Tabacchi se encuentran en la lucha contra el cáncer. ¿Qué les dirías en estos momentos?

Que no pierdan la actitud. Veo que tienen un positivismo y ganas de vivir muy fuertes, esa actitud férrea frente al infortunio es necesaria para afrontar una crisis de salud. Que no pierdan la fe y se aferren a la vida, que es hermosa. En medio de la oscuridad, deben buscar motivos para ser felices, sonreír y darse cuenta de que más allá de la enfermedad hay un propósito de vida que debe cumplirse hasta el final. Así que, a aferrarse a la vida y buscar siempre la felicidad, que eso nos invita el Padre.

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