El exjuez Carlos Luis Zambrano Veintimilla, asesinado en la mañana de este viernes 21 de noviembre en una zona cercana a la garita 1 de la urbanización Puerto Azul, en la vía a la costa, se dirigía a hacer “diligencias personales” al momento del ataque, según las declaraciones del capitán Diego Toapanta, del distrito Ceibos. 

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Esto era lo que portaba el exjuez Carlos Zambrano al momento de su asesinato

El oficial relató que, al momento del tiroteo, el exmagistrado vestía sandalias y ropa informal, lo que les indicaba que él no se encontraba transportándose a solucionar asuntos de su trabajo como abogado en libre ejercicio, sino algún otro tipo de actividades de su rutina. Además, aseguró que él salió de una de las ciudadelas del exclusivo sector de la urbe porteña, donde también residía.  

El crimen, de acuerdo con el capitán Toapanta, sucedió cerca de las 07:30 cuando dos sujetos a bordo de una moto negra tipo pantanera (es decir, de gran altura) lo interceptaron y balearon en el brazo, cuello y cabeza, heridas que fueron mortales y provocaron su muerte de manera inmediata. “Huyeron luego del crimen, pero no se sabe si tomaron la vía Perimetral como salida rápida o intentaron perderse en el suburbio”, dijo. 

Además, entre los objetos que el abogado portaba en su vehículos jalaron su teléfono, una computadora portátil y una credencial que llamó la atención de los investigadores: una credencial del Consejo de la Judicatura. “Todo es será analizado de igual manera; el teléfono entró a cadena de custodia y el vehículo, en cambio, fue llevado al canchón”, aseguró que uniformado.

Finalmente, él destacó que los familiares de Zambrano Veintimilla no aportaron datos relevantes sobre la víctima sino solo que no habría recibido amenazas previas al ataque en el fue acribillado. “La esposa no quiso comentar mucho sobre esto, incluso dijo que no tenía problema que se llevaran el carro retenido”, sentenció.

La Policía se mantuvo en la zona del asesinato: ¿Aún levantaban indicios?

En la misma zona del crimen, cerca de las 17:30, la calma había vuelto, pues los vehículos transitaban con normalidad y los peatones caminaban o se ejercitaban en la ciclovía que se extiende por 30 kilómetros, de manera paralela a la vía principal y al carril de servicio.

Allí, la Policía Nacional organizó un operativo antidelincuencial en el que detuvieron autos y motocicletas para solicitar los documentos de los mismos a sus conductores. En esta intervención, además, se registraba el interior de los vehículos en búsqueda de algún objeto sospechoso.

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