En un ambiente atípico, entre tumbas y mausoleos famosos, más de mil personas disfrutaron de un concierto sinfónico que, desde el escenario mismo, la puerta 3 del Cementerio General de Guayaquil, generaba expectativa.

El paso por en medio de las 30 palmeras que se yerguen enormes y frondosas entre ambos lados del camino que conduce hacia los mausoleos fue adornado con una alfombra roja por donde pasaba el público.

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Al fondo, los ‘testigos silenciosos’ de este evento, los ‘dueños de casa’, también de lujo. El mausoleo al segundo presidente ecuatoriano (el primero nacido en Ecuador), Vicente Rocafuerte, servía de base a la orquesta. La estatua que yace en el lugar sobresalía sobre la pantalla colocada para mostrar videos mientras sonaba la música.

El público sobrepasó la cantidad de sillas colocadas y debió acomodarse entre escaleras, tumbas y mausoleos para apreciar el espectáculo. “Perdón, don Diego”, dijo con algo de respeto adornado de humor Alfredo Lemos, mientras trataba de encontrar un buen puesto cerca de la estatua y tumba de Diego Noboa Arteta, uno de los líderes de la Revolución Marcista en 1845.

Los sonidos del más allá

Un ángel con las manos juntas, otro con una cruz y una sentada a manera pensativa eran parte de las estatuas que adornaban el lugar y que los asistentes no dejaban de admirar. Para muchos era la primera vez en esta puerta del cementerio. 

Estaban allí para ser espectadores privilegiados de ‘Sonidos del más allá’, el momento cultural que la Junta de Beneficencia de Guayaquil organizó el sábado pasado en el camposanto, en donde brilló la Orquesta del Conservatorio Nicolo Paganini.

La música escogida: aquellas que se tornaron en clásicos del cine, las que daban la entrada o han formado parte mismo de las películas. Así, sonaron las tonadas de Tiburón, El joven manos de tijera, Psicosis, Beetlejuice, Los Cazafantasmas, Los Addams, Batman y hasta de la Guerra de las Galaxias.

En la pantalla, escenas de cada uno de los filmes. Y de fondo, el telón de un cementerio en donde ya llegada la noche resonaron los aplausos de un público entusiasta, que vivió con intensidad y a la vez con respeto este emotivo encuentro musical.

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