La periodista, escritora y ex actriz de cine para adultos Alejandra Omaña, conocida públicamente como Amaranta Hank, compartió un video a través de su cuenta de TikTok en el que expone las razones que la llevaron a abandonar definitivamente la industria pornográfica.

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Más allá de los rumores o versiones especulativas, Hank decidió romper el silencio con una declaración que apunta a serias fallas éticas, negligencia médica y una sistemática vulneración de los derechos de las actrices, en especial de las latinoamericanas.

“Cada vez que un video mío se viraliza o me conecto en TikTok, la gente pregunta si voy a volver, por qué me salí y qué pasó conmigo”, dice Hank al inicio del video, señalando que el acoso constante la obligó a hacer públicas verdades que llevaba años cargando en silencio.

Desigualdad y abusos desde el inicio

Amaranta ingresó a la industria en 2017. A pesar de lo que muchos imaginarían, su experiencia no fue glamorosa. Desde el inicio notó una profunda desigualdad de trato, especialmente hacia las mujeres latinas. Las grabaciones se realizaban en su mayoría en ciudades europeas como Barcelona, Budapest y Praga, ya que Colombia carece de una industria formalmente establecida. Pero lo que más la marcó fue la violación sistemática de los acuerdos previos a las escenas. “Pactábamos una escena con un chico y al llegar, había dos. Esto lo hacían principalmente con actrices colombianas”, denunció.

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La consecuencia de exigir respeto fue inmediata: fue catalogada como “conflictiva”, y su presencia en sets comenzó a reducirse. “Yo frenaba rodajes si algo no se respetaba. Siempre he sido rebelde y no iba a aceptar injusticias”, aseguró, apuntando a la manera en que la industria castiga a quienes alzan la voz.

El momento que lo cambió todo

Uno de los momentos más duros en su carrera ocurrió en 2019, tras regresar del Salón Erótico de Barcelona. Mientras tramitaba una visa para grabar en Estados Unidos —que fue negada— recibió una oferta para ser embajadora de una marca en un evento en Cali. Aceptó. Estando allí, recibió una llamada desde Praga: uno de los actores con los que iba a grabar fue diagnosticado con VIH, lo que paralizó los rodajes en Europa. “De no haber estado en Cali, hubiera grabado con él. Para mí, fue una señal de la vida”, confesó.

Negligencia médica y rumores injustos

Pese a no haber participado en esa escena, fue víctima de rumores que la responsabilizaban de haber contagiado al actor, debido a un video publicado meses antes. “No quiero que se confunda con serofobia. Lo que sentí fue rabia, porque él sabía que estaba infectado y nunca se cuidó”, aclaró.

La denuncia más grave, sin embargo, apunta al centro médico encargado de realizar los exámenes. Según Hank, dicha institución conocía el diagnóstico del actor y no lo reportó. “Había demasiadas mentiras, demasiada negligencia. Sentí que no importaba la salud de nadie, solo el ego y la fama”, afirmó, dejando en evidencia el profundo vacío ético que envuelve a buena parte de esta industria.

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Después de alejarse de los sets, Amaranta continuó creando contenido en plataformas como Fancentro y OnlyFans, llegando a convertirse en una de las modelos mejor pagadas de Latinoamérica. Sin embargo, el acoso digital y los comentarios lascivos la hicieron abandonar también ese espacio. “Me hartó recibir mensajes morbosos. Yo solo quería hacer fotos porque me gustaba hacerlas, no para alimentar fantasías de nadie”.

El 15 de diciembre de 2023 publicó su última fotografía. Desde entonces, ha estado enfocada en la escritura, la lectura y su formación académica. Además, ha trabajado como coordinadora de intimidad en producciones de Netflix y Caracol, una labor clave para garantizar el respeto y la seguridad de los actores en escenas sensibles.

Aunque confiesa que a veces extraña el aspecto creativo de tomarse fotos sensuales, es tajante al señalar que lo que la mantiene alejada no es la cámara, sino la cultura de acoso que la rodea. “No entiendo por qué, si quiero subir una foto porque me gusta, tengo que aguantar el morbo y el acoso. ¿No se puede crear sin ser sexualizada?”, se pregunta.

¿Un posible regreso? Solo bajo sus reglas

Amaranta Hank concluye con una reflexión abierta: no descarta volver a crear contenido, pero solo bajo sus propias reglas. Su testimonio no solo desnuda las grietas de una industria que opera con pocas garantías, sino que plantea una discusión urgente sobre los derechos, la dignidad y la autonomía de quienes eligen expresarse desde el cuerpo.

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