Sobre un camino de tierra, junto a la vía principal, en el recinto Tábule, de la parroquia San Mateo, sur del cantón Esmeraldas, había un charco de sangre y restos de masa encefálica esparcidos.

A unos cinco metros, entre la maleza, estaba el cuerpo sin vida del adolescente de 15 años. Tenía el cráneo destrozado, presumiblemente a causa de impactos de bala. La escena reflejaba el atroz ataque.

El cuerpo fue trasladado al Centro de Medicina Forense de Esmeraldas, donde la mañana de este jueves 7 de julio de 2022 fue reconocido por el papá.  El tatuaje de una mariposa con el nombre de su mamá que hace unos quince días se grabó en el pecho fue la clave para reconocerlo.

El progenitor dijo que la mañana del lunes 4 de julio, antes de salir al trabajo, lo vio, pero horas después lo llamó su esposa para avisarle que el chico había escapado de casa.

“Lo llamé insistentemente al celular, pero no me contestó. El martes volví a llamar y el teléfono ya estaba apagado. En ese momento sentí una corazonada de que algo malo había pasado”, relató el padre de familia fuera del Centro Forense.

La tarde del miércoles 6 de junio de 2022, a través de las redes sociales, se enteraron de que había sido encontrado sin vida un menor de edad en el sector de San Mateo. La mañana de este jueves 7 de julio confirmaron que era su hijo.

Según familiares, el menor había mostrado señales de rebeldía en los últimos meses. Por su conducta, el padre había decidido internarlo en un colegio católico, pero la madre se opuso.

Al parecer, el jovencito se habría enterado sobre lo que su padre pensaba hacer con él, por eso agarró su mochila con unas cuantas prendas de ropa y huyó de la casa. Fuera de ella encontró la muerte.