En un nuevo episodio de la prolongada crisis política peruana, José Jerí asumió la presidencia interina del país luego de la destitución exprés de Dina Boluarte, quien dejó el Palacio de Gobierno sin revelar su paradero. La destitución fue aprobada por el Congreso con una mayoría abrumadora de 122 votos, alegando su “permanente incapacidad moral” para afrontar el auge de la criminalidad y la inseguridad ciudadana.

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Jerí, de 38 años, accedió al cargo en su calidad de presidente del Congreso y en ausencia de vicepresidentes, como establece la Constitución. En su primer mensaje a la nación, prometió liderar con "humildad, empatía y reconciliación nacional", y se comprometió a restaurar la confianza ciudadana en las instituciones. Reconoció que el país vive “una crisis constante que parece no tener fin” y pidió a la clase política construir acuerdos mínimos para avanzar.

¿Cómo gobernará José Jerí en este periodo de transición?

Entre los principales ejes de su mandato, Jerí enfatizó la necesidad urgente de enfrentar el crimen organizado, al que calificó como “el principal enemigo”. En un tono firme, aseguró que declarará la guerra a las bandas delictivas y que su gobierno se enfocará en recuperar las calles para los ciudadanos. "El principal enemigo está afuera, en las calles, las bandas criminales y las organizaciones criminales y como enemigos debemos declararles la guerra", afirmó durante su discurso de investidura.

Asimismo, señaló que otro de sus compromisos centrales será garantizar un proceso electoral transparente, legal y neutral, de cara a las elecciones generales programadas para abril de 2026. Reiteró su voluntad de actuar con decisión y remarcó que su administración se orientará a devolver la estabilidad institucional.

Jerí juró el cargo por el país y por todos los peruanos, y su ascenso lo convierte en el séptimo mandatario desde 2016, tras una sucesión de presidentes marcados por escándalos, renuncias y destituciones.

¿Qué se sabe del paradero de Dina Boluarte tras su salida del poder?

La ahora expresidenta Dina Boluarte emitió un mensaje pregrabado desde Palacio poco después de conocerse su destitución. Aunque aceptó su salida del cargo, su intervención fue cortada por todos los canales que la transmitían, incluyendo el estatal TV Perú, justo cuando comenzaba a enumerar los logros de su gestión.

Acto seguido, Boluarte abandonó la sede del Ejecutivo en su automóvil oficial, y hasta varias horas después no se conocía su destino. Versiones no confirmadas señalaban que había explorado la posibilidad de asilo en embajadas de Argentina, Brasil o Ecuador, aunque su abogado, Juan Carlos Portugal, negó categóricamente esa posibilidad.

Su salida del poder ocurre en medio de una profunda impopularidad, con apenas un 3 % de aprobación ciudadana. Además, enfrenta al menos once investigaciones fiscales por presuntos delitos que van desde violaciones a los derechos humanos —en relación con más de 50 muertes durante las protestas posteriores al intento de golpe de Pedro Castillo— hasta casos de corrupción, como la recepción de relojes de lujo no declarados y presuntas cirugías estéticas no informadas mientras estaba en funciones.

La misma mayoría parlamentaria de derecha que la sostuvo desde su llegada al poder en diciembre de 2022 le dio finalmente la espalda, en una votación sin precedentes en la historia reciente del país. Con su salida y la llegada de Jerí, Perú se adentra en una nueva etapa de transición política en medio de incertidumbre y demandas de cambio estructural.

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