Un año nuevo siempre es, por definición, un tiempo de incertidumbres y de ilusiones. Este 2019 que empieza es, sin duda, complejo y desafiante. Sin embargo, está enfocado en la austeridad, el manejo responsable de los recursos y en el control de los gastos excesivos.

Según el Ministerio de Economía y Finanzas del país, el Ecuador proyecta un presupuesto de unos US$31.318 millones para el 2019, sustentado en un precio del barril de crudo de US$58,29 y una estimación de expansión de su economía de un 1,4 %. Sin duda, el ordenamiento presupuestario y la transparencia de las cifras económicas del país son una buena señal para atraer a los inversionistas internacionales e impulsar al emprendimiento.

Sería factible que el gobierno mejore el sistema de la balanza de pagos mediante un mejor control de salida de divisas con la aplicación de un programa de apoyo dedicado a la producción nacional y a la atracción de inversiones públicas.

El emprendimiento hay que verlo como la fuente del desarrollo social y económico del país, puesto que debe acompañarse de innovación, creatividad, seguridad y confianza.

Es necesario mencionar que la salida de la crisis económica y moral en la que nos encontramos no será posible sin nuestra participación responsable. Debemos terminar con la indiferencia. El país es de todos y debemos contribuir a encontrar mejores caminos.

Que este año 2019 por iniciarse sea diferente, que sea el comienzo de una nueva estructura personal y comunitaria, de una cercana confraternidad. El año de la comunicación y solidaridad. Del respeto y la ayuda mutua, de buscar la alegría y la esperanza común. Deseo un próspero año nuevo a todos los lectores.