Cartas al director

¿Cuáles indolentes?

 

Por: Silvia Buendía

 

El día viernes pasado el asambleísta Ramiro Aguilar difundió en su cuenta de Twitter que de la cuenta habilitada para los fondos recaudados por la Ley Orgánica de Solidaridad -creada para ayudar a la reconstrucción y reactivación de las zonas afectadas por el terremoto del 16 de abril- habían egresado 120 millones de dólares. El traslado de esos fondos se hizo a la Cuenta Corriente Única del Tesoro Nacional CCU mediante un oficio reservado.

Al día siguiente esto estaba en los titulares de los diarios del país. Con esos 120 millones de dólares el Estado supuestamente habría pagado proveedores en Esmeraldas y Manabí.

Esta noticia inmediatamente avivó dudas en la opinión pública. ¿Fue este dinero realmente a pagar proveedores de la reconstrucción de Esmeraldas y Manabí? Si esta subcuenta que se denominó de solidaridad fue precisamente creada para pagar desde allí todos los gastos de la reconstrucción y reactivación en las provincias afectadas por el terremoto, ¿entonces por qué se pasó el dinero de una cuenta a otra? Era desde esta subcuenta desde donde tenía que pagarse a esos proveedores y contratistas de la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas para efectos de transparencia y control. Además, ¿por qué movieron los 120 millones mediante un oficio reservado? El comunicado que publicó el Ministerio de Finanzas sobre el tema no esclarece ninguna de estas dudas.

Quienes al momento de la creación de la Ley de Solidaridad cuestionaron el destino de los fondos que serían recaudados fueron calificados por Rafael Correa como indolentes. Indolentes seremos si no exigimos saber dónde ha ido ese dinero.

 

 

En pleno Mes del Guayaquileñismo

 

Por Nicolás Ulloa

 

HOY ES UN día especial para quienes nacimos o vivimos en esta ciudad, pues se festeja el aniversario de la fundación de nuestra urbe. Y si bien hay opiniones divididas sobre la autenticidad del día y del lugar donde Francisco de Orellana finalmente fundó Guayaquil, ya esa discusión pasó a la historia y quedó consagrado el 25 de Julio como la fecha definitiva. Además, en una dictadura militar de mediados del siglo anterior se estableció a julio como el Mes del Guayaquileñismo, implantando un programa de festejos, que no sucedía antes.

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NO ESTÁ DEMÁS recordar que los militares, con espíritu centralista, siempre vieron con poca simpatía el lema “Por Guayaquil Independiente” que impulsó nuestro prócer José Joaquín de Olmedo, figura principalísima en la gesta del 9 de Octubre de 1820, quien -en un momento dado- fue partidario de que Guayaquil y gran parte de la Costa constituyeran un Estado aparte, “independiente”. Pero entonces se impuso la disposición del Libertador Simón Bolívar y entramos a formar parte de la Gran Colombia en un primer momento, hasta que pocos años después, el 13 de mayo de 1830, nació la República del Ecuador.

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PUES BIEN, LA nunca aceptada dictadora militar de 1963-66 implantó los nuevos festejos y, por decreto supremo, se estableció el Mes del Guayaquileñismo, con cierta dosis de demagogia, pues el espíritu porteño nunca puede soportar tiranías absolutistas.