Cartas al Director

Nuestro golpeado riesgo - país

Aunque no lo quieran reconocer en Carondelet, la imagen exterior del Ecuador está bastante golpeada. No son solo las quejas por las reiterados ataques a la libertad de prensa como nunca en nuestra historia, incluyendo las dictaduras militares. Ahora por “quítame estas pajas” no solo que surgen amenazantes “tirones de oreja” de la Secretaría de Comunicación, sino que proliferan las multas y los malos ratos, lo cual ha motivado denuncias ante organismos internacionales, y eso es vergonzante, pues se sabe que en nuestro país se impone la voluntad “de arriba”. Y el que no la acepta, entonces que aguante...

Además, en el aspecto económico hay evidencias notorias de nuestro decreciente riesgo - país, lo cual acaba de evidenciarse al lanzar bonos por mil millones de dólares a 5 y medio años plazo con la elevadísima tasa del 10.75% de rendimiento, mientras nuestro vecino sureño Perú colocó bonos por mil millones de euros (algo más que el dólar) a 14 años plazo y con una tasa de solo 3.77%. Además, nuestro vecino norteño Colombia colocó bonos por 1.500 millones de dólares a una tasa de 5.06%, pese a sus guerrillas internas.

Y eso no es por la linda cara de los presidentes colombiano y peruano, sino porque ambos países infunden más confianza que nosotros. De allí que la inversión extranjera se siente mucho más atraída que hacía el Ecuador, donde hay leyes, salvaguardias, impuestos, IVA, etc. que elevan o cambian a cada rato...

Nicolás Ulloa

 

El caso Glas: Alicia es censurada

Durante siglos la Iglesia Católica mantuvo un índice de libros prohibidos creados para contrarrestar ese mayor acceso a la lectura que ocasionó la imprenta. En esta lista estuvo la obra de filósofos como Descartes y Montesquieu, de científicos como Copérnico. Los Miserables, de Víctor Hugo, entró a esta lista por denunciar la desigualdad social. El listado dejó de existir en 1966. ¿Cómo así? Quizá porque la Iglesia perdió poder. Basta ver que la Inquisición quemó a Giordano Bruno, pero ya no pudo quemar a Charles Darwin.

Regímenes autoritarios replicaron esta costumbre de prohibir, censurar y hasta quemar libros. Lo hizo España durante la dictadura de Franco, lo hizo la Alemania nazi, lo hace el día de hoy la China. Incluso en países supuestamente democráticos como Estados Unidos o Inglaterra se han censurado libros. Es una medida contraproducente, aquellos libros prohibidos -por las razones que sean- se vuelven, a la corta o a la larga, los más leídos. Algunos incluso alcanzan la inmortalidad.

El pasado 3 de agosto una jueza en Guayaquil prohibió la difusión del libro El Caso Glas, lo que sufrió Alicia en el país de las maravillas, de Pedro Granja. Tal vez se podría entender esta resolución si la intención de la jueza fue proteger los derechos de la niña violada y luego embarazada por Jorge Glas Viejó. Pero no, la medida pretende preservar el buen nombre de la familia del violador.

De alguna manera voy a conseguir este libro y lo leeré para ver qué es lo que el poder no quiere que sepamos. Espero que la vergonzosa censura de este libro provoque el efecto contrario: haga que este se difunda bestialmente. Amén.

Silvia Buendía