RECIÉN FALLECIÓ el expresidente Sixto Durán-Ballén, todo un señor. Pero queremos referirnos, más bien, al hecho de que ciertos personajes de la política “se adueñan” de sus nombres, y -muchas veces- no es imprescindible mencionar el apellido. Así, cuando se habla del citado Jefe de Estado no hace mucha falta su apellido, que no es corto. ¿Cuántos “Sixtos” hay en el país? Miles, seguramente. Recordemos que cuando el pueblo ecuatoriano lo eligió Primer Mandatario, los titulares de los diarios del país decían “Triunfó Sixto” o “Sixto Presidente”. Y los lectores sabían a quién se refería.

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GUARDANDO LAS DISTANCIAS, algo parecido sucedió cuando el país, a principios de siglo, eligió presidente a Lucio Gutiérrez. Como ese nombre es poco común, bastaba que se mencionara a “Lucio” y la gente ya sabía de quién se trataba. Lo mismo ocurrió con su abrupta salida. Los diarios titularon “Cayó Lucio”, y eso era suficiente...

SIN DUDA HAY algunos “Carlos Julio” en la respetable familia Arosemena. Pero la gran mayoría se refiere sobre todo al expresidente Carlos Julio Arosemena Monroy y no a su padre, el también expresidente Carlos Julio Arosemena Tola. O a su hijo o a sus nietos y sobrinos que llevan los mismos nombres.

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ASÍ MISMO, MUCHOS mencionan a “León” para referirse al expresidente Febres-Cordero. O a “Jamil” por Jamil Mahuad. O a “Abdalá”, por Abdalá Bucaram. O a Fabián o “Fabiolo”, por Fabián Alarcón, etc.