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Columnas: Árboles por palmeras

Técnicamente las palmeras no son árboles, son plantas arborescentes. Por eso cuando en Guayaquil las intercambian resulta una estafa.

Técnicamente las palmeras no son árboles, son plantas arborescentes. Por eso cuando en Guayaquil las intercambian resulta una estafa. Los árboles no solo dan sombra y crean microclimas, sino que atenúan el exceso del ruido, filtran el polvo y la contaminación, atraen lluvias y conservan los suelos. Son un refugio de aves, etc,. En cambio las palmeras con sus pobres penachos de ramas dan solo el 30% de oxígeno que los árboles y no atraen ni a los pájaros. Remedar a Miami sería un gran error, porque esa es una ciudad subtropical, y nosotros más tropical no podemos ser. Ellos tienen una temperatura mínima de 13 grados y nosotros de 20. Su índice de los rayos ultravioleta productores del cáncer de piel llega a 9 y con nosotros a 12. Así que ya es un tema de salud pública. Nos han eliminado samanes, ficus, algarrobos con la excusa de que son un peligro para el cableado eléctrico, amenazan las casas y destruyen las aceras, los bordillos y el asfalto. Pero todo eso es solucionable con buenas técnicas que existen. Además, los han trasladado a donde no se necesitan y muchos no han sobrevivido. Donde se han talado grandes árboles la temperatura puede subir entre 3 a 4 grados de promedio, especialmente al norte y el oeste del puerto.

Pensemos más en el buen vivir de las personas que en las aceras y bordillos. Más verdor y menos cemento es un tema dentro de las prioridades de la ciudad de Guayaquil.