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Diario Extra Ecuador

Opinión

Columnas: demasiado bueno para ser cierto

Llamó la atención que el mandatario saliente no diera un mensaje a la nación y que sea el presidente de la Asamblea quien inicie el acto.

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La transmisión de mando tuvo momentos diferenciables. Llamó la atención que el mandatario saliente no diera un mensaje a la nación y que sea el presidente de la Asamblea quien inicie el acto.

El discurso de Serrano fue un ensalzamiento a Correa y a sus 10 años de gestión. Indicó que queda un país diferente, con estructuras que le permitirán su progreso. No se refirió al gran endeudamiento y a la crisis económica, pero solicitó la unidad entre oficialistas y oposición. Veremos.

Lenín, por su parte, tuvo una intervención un tanto en desorden. Tocó aspectos de diferente índole, haciendo énfasis en el debate y en el diálogo; que debe ser no el fin sino el camino que permita llevar al país a un puerto seguro.

Lo positivo: El Decreto de austeridad donde todo gasto debe justificarse y pasar por un filtro. Repitió varias veces que se sostendrá la dolarización. No habrá moneda paralela y los créditos tendrán plazos e intereses que beneficien al pueblo. Tranquilizador.

La corrupción enfrentará una lucha implacable y, con cirugía mayor, se establecerá un frente público privado. Plausible.

El nuevo presidente se autocalificó como un gran conversador. Mantendrá un diálogo con liderazgo y no habrá enlaces semanales, sino que utilizará otra forma de informar con transparencia, donde pase inadvertido como los líderes de Europa. ¡Qué alivio!

Solicitó compromisos a los sectores privados para que exista corresponsabilidad con el manejo del país.

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