Opinión
Columnas: Inocencias ahora secuestradas
Si un niño en lugar de descubrir el mundo aprendiendo en medio de mucho amor y jugando debe hacerlo trabajando para subsistir y aprender “a la mala” el mundo de los adultos.
Si un niño en lugar de descubrir el mundo aprendiendo en medio de mucho amor y jugando debe hacerlo trabajando para subsistir y aprender “a la mala” el mundo de los adultos, no solo les negamos un futuro dentro de un buen vivir, sino que también les estamos “secuestrando sus inocencias”, porque el niño, en el lugar donde está “aprende” lo que ve y escucha; y la calle no es una maestra ni sabia ni pedagógica porque no filtra nada. Y un niño no puede diferenciar lo real de lo irreal, lo bueno de lo malo... En el mundo existen 168 millones de niños de 5 a 14 años que trabajan. En América Latina y el Caribe hay 12 millones y medio y en Ecuador en 1912 existían 360 mil, pero por las políticas integrales del gobierno anterior en 6 años se logró rebajar estas cifras, de un 17 % al 6 %, índices menores que en Colombia, Perú o Paraguay. Se prometió además en su momento erradicarlo completamente. Las provincias con más niños trabajadores son Cotopaxi, Manabí y Guayas. Con este Gobierno se ha prometido llegar a cero el trabajo infantil, en 4 años más. Y se ha multado a 100 empresas que emplean a menores.
El martes 12 de junio, instaurado por la OIT y las NN.UU., es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, y el mejor antídoto para el trabajo infantil es contar con una buena escuela, y un hogar como su punto de referencia y estabilidad espiritual y moral. Sin duda, un niño que trabaja pierde más de lo que gana.