Columnas: Migración (-0) vs. corrupción (+67.000 millones)

La última tragedia conocida de nuestros migrantes, en el aeropuerto de Guayaquil, pone al desnudo la pauperización de nuestro pueblo, que empuja a muchos a ilusionarse con el “sueño americano o europeo”, del cual los “coyoteros” hacen un jugoso negocio. No les importa arriesgar sus vidas. No pocos dicen que lo volverán a intentar cuando, al ser sorprendidos en suelo extraño, los deportan. ¡Cuántos mueren en el desierto de Arizona, luego de haber padecido inenarrables penurias, como pérdida de sus miembros, hambre, sed, insolación, violación, frío, desazón, desesperación! Y ni sus parientes lo saben. O están en presidio, lejos de su Patria, cuya miseria los expulsó, sin tener quién vea por ellos o los defienda, porque han cambiado su identidad. Y cuántos menores y adolescentes están lejos de sus padres, sin que conozcan su destino, porque irresponsablemente los mandan solos. Y, para emprender este viaje, de terror y muerte, empeñan hasta el alma.

Mientras, los corruptos, que cada día suman más, ya no saben dónde poner el producto de lo robado al país, en un descaro sin nombre, vergüenza ni pudor.

Jamás cruza por sus mentes la tragedia de los que se van porque no se les ofrece un presente menos un futuro con una vida digna. ¡Qué contraste tan doloroso: Los unos, trágicamente restan los centavos; los otros, impunemente suman miles de millones de dólares que ya no saben cómo gastar!