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Opinión
Columnas: Reflexiones de un drogadicto en recuperación
Transcribo los pensamientos de un adicto a las drogas, que entró a su etapa de recuperación.
Transcribo los pensamientos de un adicto a las drogas, que entró a su etapa de recuperación. “Pienso que si pudiéramos tener bastante comida, sexo o dinero, estaríamos satisfechos y todo iría de mil maravillas”.
Durante nuestra adicción nunca nos bastaban las drogas, el dinero, el sexo ni nada. ¡Incluso “demasiado” no era suficiente!
Teníamos un vacío espiritual por dentro. Aunque tratábamos con todas nuestras fuerzas de llenar ese vacío, nunca lo lográbamos.
Al final, nos dimos cuenta de que carecíamos de poder para llenarlo. Haría falta un poder más grande que nosotros para hacerlo. Por lo tanto, dejamos de consumir y de intentar llenar con cosas ese vacío en el estómago.
Nos dirigimos a nuestro Poder Superior y le pedimos su protección, fortaleza y orientación. Nos rendimos y le abrimos paso para que empezara el proceso de llenar nuestro vacío interior.
Dejamos de aferrarnos a las cosas y empezamos a recibir el amor desinteresado que nuestro Poder Superior tenía para nosotros.
Poco a poco, ese vacío interior empezó a llenarse. Ahora que hemos recibido el don del amor de nuestro Poder Superior, ¿qué hacemos con él? Si lo agarramos con fuerza para nosotros, lo asfixiamos.
Debemos recordar que el amor crece solo cuando se comparte. Solo podemos conservarlo regalándolo generosamente. El mundo de la adicción es un mundo de tomar y ser tomado; el de la recuperación, es un mundo de dar y recibir. ¿En cuál de los dos preferimos vivir?
Solo por hoy: “Prefiero vivir en la plenitud de la recuperación”. “Celebraré mi contacto consciente con el Dios que concibo compartiendo generosamente con otros aquellos que generosamente han sido compartidos conmigo”.