Exclusivo
Opinión

Columnas: Tenemos ya hasta cementerio de motocicletas...

La acción de Prometeo de robarle el fuego a los dioses y entregárselo a los humanos significó aprovechar un elemento sustantivo que lo mismo servía para iluminar y cocinar alimentos que para incinerar a herejes durante la Inquisición.

La acción de Prometeo de robarle el fuego a los dioses y entregárselo a los humanos significó aprovechar un elemento sustantivo que lo mismo servía para iluminar y cocinar alimentos que para incinerar a herejes durante la Inquisición.

En cambio, lo de la rueda echada a rodar en tiempos prehistóricos fue una suerte de invento que a través de los siglos ha servido para el desplazamiento de los humanos más rápido que lo que pueden dar las piernas...

Se hicieron clásicas las cuatro ruedas que por milenios han servido para que circulen los vehículos que usaban tracción animal hasta llegar, en el siglo veinte, al uso de motores movidos por la energía que nos brinda el “oro negro” (gasolina de varios tipos, diésel, etc.) y hasta por la electricidad que hizo famoso a Thomas Edison.

También se usaron las tres ruedas para los triciclos de nuestra infancia y el par de neumáticos para las motos que han proliferado y que han servido no solo para que la gente se movilice en vehículos más ligeros, sino también para uso de sicarios y asaltantes.

Ante esta realidad las autoridades de tránsito emprendieron en Guayaquil una campaña intensa para controlar las motos. Y tantas fueron requisadas (por sospechosas de haber servido para cometer delitos o porque sus usuarios no llevaban casco ni las habían matriculado) que ahora en el patio de la CTN hay más de 18 mil motos abandonadas, que nadie las reclama. Y la foto que sobre ello se ha publicado parece más un cuadro surrealista de Salvador Dalí... (FCV)