Opinión
En el corazón de una madre habita nuestro Dios
En este mes de mayo, bajo la luminosa gracia de Dios y el recuerdo de mi madre, quien falleció a los 91 años y está en el cielo, destaco que el amor de una madre es el reflejo de Dios a la humanidad, que debemos recordar ahora y siempre.
Es un suceso recordar el Día de la Madre en el Ecuador, cuyo origen nace en la ciudad de Filadelfia, Estados Unidos, a través de la señorita Anna Jarvis, porque su madre había fallecido en el año 1906.
Y el 9 de Mayo de 1914, el presidente de EE.UU., Woodrow Wilson, proclamó el Día de la Madre festividad nacional, “como pública expresión de nuestro amor y referencia a las madres de aquel país.
En mi opinión personalísima, en el corazón de una madre habita nuestro Dios y todos los días son: el Día de la Madre, salvo el más ilustrado criterio de amigos, amigas, lectores y lectoras, del Diario EXTRA.
Rindo mi sentido homenaje, nuestro homenaje, a las madres solemnemente pobres o millonarias. A las trabajadoras, empleadas, maestras, profesionales, intelectuales tanto en el campo como en la ciudad.
PALABRAS INOLVIDABLES
De la gran poetisa exponente de la lira ecuatoriana y periodista María Piedad Castillo de Leví, destaco el poema al Día de la Madre:
“Madre incomparable, viejecita mía,
ángel de mi guarda, lenguaje del cielo,
voz que llena mi alma siempre de alegría,
de mis pesadumbres, angustias y consuelo”.
Que Dios bendiga a las madres del mundo y del Ecuador, en su asignado día y todos los días.