Lo extravagante de todo este escándalo es que a partir de un evento tan machista y tan antifeminista como Miss Universo, haya surgido (¿por marketing?) la gran controversia de las llamadas “nuevas feminidades”, que aquí representa la transgénero Ángela Ponce, Miss España 2018. Ahora una cosa es la “orientación sexual”, que es el tipo de atracción física, espiritual, sexual y romántica hacia cualquier sexo, y la “identidad de género”, que es cómo su cerebro psicológicamente se siente respecto de sí mismo, independiente de su sexo biológico hombre-mujer, es un proceso complejo que involucra factores biológicos, sociales, culturales y psicológicos, por eso es muy difícil de “digerir” para algunos, especialmente los más adultos que analizan a veces estos temas desde los desconocimientos científicos, también desde sus prejuicios sexuales, desde la Biblia o desde sus clases básicas de biología, de ahí los “memes” despiadados, transfóbicos y hasta envidiosos en contra de la hermosa y valiente española. Esta nueva perspectiva del género desarma la visión del binomio del sexo macho-hembra para aceptar otros tipos de identidades de minorías sexuales, y analiza el ser mujer más allá, por ejemplo de la maternidad, sino ¿las estériles y menopáusicas serían “menos mujeres”, no?

La Miss España ha dicho: “Soy una mujer con una característica diferente y creo estar dentro del abanico de la diversidad de ser mujer”...