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Opinión

Palo y garrote en nuestra Alma Mater

El caos que se produjo luego de la destitución de sus funciones del rector de la Universidad de Guayaquil, que fuera cesado por la Contraloría, con dos grupos enfrentados a palo, insultos, puñetes y garrote, que defienden el derecho de sucesión de la vicerrectora Borja y del catedrático Rodríguez, nominado este por el Consejo Universitario, ha vuelto con mayor violencia a nuestra Alma Mater con sucesos que desdicen de una comunidad integrada por docentes, estudiantes y empleados del instituto de estudios superiores más grande del país.

El CES, que fue el organismo llamado a resolver este problema y que debía hacerlo en la semana que acaba de transcurrir, sin embargo no asumió una postura definitiva para designar al catedrático que debía encargarse del rectorado por el lapso que le tocaba cumplir al rector saliente, esto es de cuatro meses.

Esa decisión más bien avivó los odios y enfrentamientos entre los grupos que defienden las dos posiciones contrarias, pues decidió que sea el Consejo Universitario el que cumpla una elección que ya la había hecho y que fue la que produjo, precisamente, los graves incidentes. Ojalá que la próxima semana se encuentre una salida que supere tan grave crisis.