Opinión
Editorial
Portoviejo se arma de coraje
Quedan, desde luego, las duras huellas del terremoto del 16 de abril. Los espacios sin construir de las viviendas y edificios que cayeron y han sido demolidos, los grandes inmuebles que aún esperan la demolición porque no se pueden salvar debido al enorme deterioro de sus estructuras, la falta de servicios esenciales como agua potable y energía eléctrica en algunos sectores, sobre todo del centro de la ciudad. En fin, las huellas quedan.
Sin embargo, resulta esperanzador mirar cómo sus habitantes están superando la tragedia, pues aparte de esas tremendas huellas, Portoviejo parece que nada hubiera sufrido y que sus habitantes damnificados están construyendo sus vidas, afectadas por el deterioro económico causado por el sismo o por la muerte de seres queridos a causa del terremoto.
La capital de la provincia de Manabí bulle de esperanza, a pesar de la enorme prueba que ha debido soportar. La reconstrucción propiamente dicha aún no comienza, pero los portovejenses no se han puesto a lamentar. Lo que han hecho es armarse de coraje y reiniciar sus vidas, talvez con mayor empuje aún que en el pacífico ambiente anterior.