Parece increíble que el expresidente Rafael Correa siga amenazando con su candidatura electoral, ahora para vicepresidente de la República (parecido al caso de Cristina Fernández, en Argentina), o para miembro de la próxima Asamblea Nacional, aprovechando que se continúa dándole largas a una sentencia virtual de 8 años de prisión por delitos cometidos en su mandato.
Esto podrá ser posible a no ser que se confirme, antes del próximo octubre, la condena señalada, aunque los defensores de Correa y sus allegados sigan recurriendo a toda clase de artimañas para prolongar aún más la sentencia condenatoria definitiva.
Por otra parte, se ha denunciado más de una vez cómo creció la burocracia en la década del correato y lo complicado que es reducirla, además del notorio incremento del desempleo, todo agravado por el coronavirus, complicando la actividad económica a números bajísimos. La posibilidad del retorno a una vida normal es aún difícil, al menos por unos meses más.
Incluso se señala que el número de burócratas en el Ecuador es casi similar al de Nueva York, cuyo producto interno bruto se calcula en unos dos trillones de dólares, y en eficiencia productiva está a algunos años luz de la realidad de Ecuador.
Sin duda, debemos reducir tanta burocracia, pues ahora estamos pasando los peores días. Y suprimir Tame y tanto cargo público demanda sacrificios, pero no queda otra alternativa, si queremos salir adelante.