Editorial: El Estado no debe fallar
Lo que Petita Albarracín consiguió: doblegar al Estado ecuatoriano, para pedirle disculpas públicas por el suicidio de su hija Paola Guzmán, es histórico. Paola fue acosada y abusada sexualmente por Bolívar Espín, vicerrector del colegio donde estudiaba. Tras dos años de violencia, optó por la muerte como salida de ese infierno en 2002.