Mantienen a sus hijos lejos del vicio de las drogas y de la delincuencia... por ahora, al menos. Porque hacen todo lo que pueden por sus muchachos, aunque parezca que viven olvidados y sigan sintiendo que son marginados de todo plan, de todo proyecto de ayuda municipal o estatal. Cualquier esfuerzo por sus hijos lo amerita.

En la cooperativa Esmeraldas Chiquito, ubicada en el sur de Guayaquil, junto al estero Salado, el deporte se ha convertido en la única salida que tienen los padres de familia para evitar que sus hijos caigan en malos pasos.

Padres de familia han tenido que solventar gastos de equipos, indumentarias, mallas, acondicionamiento de canchas de fútbol, béisbol y sóftbol, agua y más solo para mantenerlos ocupados, algo digno de resaltar y que debe convertirse en un ejemplo a seguir.

Pero esta es una cruda realidad que refleja, al mismo tiempo, cómo es vivir en el olvido oficial de las autoridades de turno, de aquellos que solo aparecen por esos sitios y pisan sus calles para regalar camisetas, pintar paredes y pegar carteles cuando es época de elecciones. De aquellos que hasta los abrazan y se toman selfies con los niños, pero que ni bien se conocen los resultados de las urnas los olvidan, sean ganadores o sean los derrotados.