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Opinión

Editorial: Olas innecesarias

Con una inversión desbordante el Municipio guayaquileño promueve con bombos y platillos una obra ‘espectacular’: una gran piscina de olas para los habitantes del suburbio porteño. ¡Una ‘piscinota’ en un sitio donde en invierno sus calles lucen inundadas y llenas de lodo!

Tremendo lujo en una de las zonas urbanas donde se requiere permanente arreglo en sus calles, donde las veredas son tomadas como propias por dueños de locales, donde impera la inseguridad... como si la ola de violencia fuera a ser reemplazada por las olas artificiales del nuevo balneario.

Algunos aplauden la iniciativa de la alcaldesa Viteri, pero quienes han llorado la pérdida de un ser querido reclaman por más seguridad. Así nomás, el Puerto Principal se hunde en un mar de sangre y las necesidades reales están a la vista de todos.