Editorial: ¿Es el fenómeno de El Niño?

Las copiosas lluvias que siguen cayendo en todo el país causan verdaderos dramas entre quienes las sufren, porque no se trata solo de esas largas y abundantes precipitaciones, sino de las consecuencias que traen consigo.

Deslaves enormes que casi han sepultado bajo las piedras y el lodo a todo un pueblo, se han dado en Manabí, especialmente en Portoviejo, su capital, que padeció el terremoto y ahora inundaciones, deslaves y otras circunstancias que obligan a evacuar a los moradores de esas zonas.

Ayer mismo, en Guayaquil, se produjo una lluvia de tintes alarmantes que inundó algunas calles, con la aparición de verdaderos socavones y la pérdida de la carpeta asfáltica en varias zonas urbanas.

Pero estos males no son los únicos, pues acarrean enfermedades, la proliferación de insectos (especialmente de los mosquitos causantes del dengue) y, además, el daño de calles y avenidas aumenta en esta ciudad.

Una fuerza tan grande del invierno hace pensar que no se trata solo de una estación lluviosa extraordinaria, sino que sería el fenómeno de El Niño el que produce tanto desastre en el país.