Editorial: precaria paz en Colombia

Nunca han cesado efectivamente los hechos de la guerrilla colombiana.

En la frontera norte de nuestro país se han establecido bandas de gentes armadas, separadas de las FARC que no comparten los procesos de su dirigencia; y en otros lugares se han dado hechos sangrientos que demuestran que la paz en Colombia no es un hecho compartido por muchos de los que militaron en las guerrillas y, separados de esa dirigencia.

Se organizan como bandas delictivas porque ya en el transcurso de la lucha guerrillera cometieron hechos delictivos que no eran propiamente parte de la guerrilla, y ahora esos sujetos desmarcados de la dirigencia se han organizado para continuar con la violencia ya sin el disfraz político que cubrió a la guerrilla durante largo tiempo.

Luego del asesinato de Gaitán, de una manera parecida comenzó la organización de las bandas violentas que ensangrentaron a Colombia durante medio siglo.

Y se dice que esa guerrilla tenía entre sus actuaciones el narcotráfico que no han dejado las bandas desprendidas de la dirigencia tanto de las FARC como del ELN.

El propósito ahora del Gobierno colombiano, cualquiera que sea, será la lucha contra el narcotráfico que ha dejado tantas víctimas, muchas de ellas inocentes.

La violencia ya no tendrá el disfraz político y su rostro solo será el del crimen organizado.