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Opinión

Editorial: A recomponer la confianza

El Estado tiene la responsabilidad política y moral de devolverle a los ecuatorianos una Policía confiable, limpia y transparente

Hace años que el país espera una verdadera depuración dentro de la Policía Nacional. La corrupción en sus filas no es nueva, pero lo que acaba de destaparse en la bodega de armas en Quito, donde custodios de la institución vendían municiones y fusiles al crimen organizado, es la prueba más clara de que el sistema ha tocado fondo.

Que los propios guardianes del orden estén alimentando a las bandas que asfixian al país con extorsiones y asesinatos es una traición inaceptable. No basta con capturar a un par de agentes corruptos: el Gobierno tiene que intervenir la Policía Nacional de manera urgente y frontal, revisar sus mandos, sus procesos de contratación y su cadena de control.

La confianza ciudadana está rota. ¿Cómo puede la gente sentirse protegida cuando quienes deberían defenderla actúan en secreto con los delincuentes?

Nada de paños tibios ni de mirar para otro lado. El Estado tiene la responsabilidad política y moral de devolverle a los ecuatorianos una Policía confiable, limpia y transparente.