En el ambiente se sentía un clima pesado, pues los rumores corrían por el país. Era una ola de corrupción, cuya primera demostración fue Petroecuador. Allí hay algunos culpables, pero la enorme trama de corrupción no está aún desenredada del todo.

Ahora Odebrecht que, según voceros de esa empresa brasileña, en los Estados Unidos, habrían entregado casi 34 millones de dólares en sobornos para obtener varios contratos en el Ecuador, consiguiendo levantar la expulsión del país a raíz de las fallas en la Central de San Francisco.

Según la multimillonaria empresa, se contactó con un funcionario que tenía que ver con el asunto, se le pagó una cantidad, que debió ser fuerte, y Odebrecht obtuvo nuevos contratos supermillonarios. Ya esto se conoce, pero aún se ocultan los nombres de quiénes recibieron las coimas y el nombre del funcionario que, igualmente, a cambio de un soborno, posibilitó el regreso de esa empresa.

Los nombres seguramente ya están en el proceso y es indispensable que un gobierno de manos limpias, como dice ser el actual, obtenga la lista de los sobornados para mandarlos a la cárcel.