Editorial: Divorcios aumentan

Desde el Vaticano ha llegado a los católicos, que son la gran mayoría en el Ecuador, un preocupante mensaje en cuanto a la crisis que desde hace algún tiempo se ha presentado en la institución matrimonial, con la multiplicación de los divorcios, estableciéndose, además, que los matrimonios, promedialmente, en el Mundo Occidental, tienen una duración de unos siete años.

A lo que habría que agregar que gran cantidad de parejas hacen vida en común sin legalizar la unión ante la ley o sacramentarla en la iglesia. Es decir que la vieja y clásica frase que le dice el sacerdote a quienes se casan: “Hasta que la muerte los separe” poco se escucha en estos tiempos más liberales.

Es posible que la masificación y las nuevas formas de vida, con una activa participación en una tecnología cada vez más sorprendente, y la actividad de la mujer también como sostén económico (empleadas, profesionales, comerciantes, etc.), hayan creado nuevas conciencias, costumbres y reglamentaciones frente a los principios éticos-familiares. Y que se piense en buena parte de la población que no basta con el amor, el mero deseo o el miedo a la soledad, para formar un hogar en el que, por supuesto, se deben agregar los hijos.