Editorial: Estamos en un nuevo año

Ha concluido un año que no ha sido precisamente de buen acontecer. Crisis económica, desastres naturales, presagios desagradables para el año que comienza, marcan este 2017 en que se renovará el poder administrativo y político con las elecciones de presidente y vicepresidente y de legisladores en esa Cámara que no deja gratos recuerdos.

Lo que ocurra con la naturaleza en este año nuevo, con malos presagios por la actividad de los volcanes, es impredecible y puede ser que las cosas se calmen. O puede empeorar, y la furia de los volcanes se precipite sobre el país.

En lo político, los resultados no son de fácil pronóstico, pues las mediciones de las encuestadoras, lejos de aclarar el panorama, lo complican con sus pronósticos tan contradictorios a veces. Sin embargo, alguna esperanza queda en el corazón de los ciudadanos cuando escucha las promesas de los candidatos, pues cada uno de ellos se esfuerza por decir lo que más gusta oír a las multitudes y a los votantes.

De todos modos, como la esperanza es lo último que pierde el ser humano, confiemos en que este año no sea tan siniestro como el que acaba de terminar.