El asesinato a balazos del Embajador ruso en Turquía, la brutal arremetida de un camión contra una multitud en un mercado de Berlín que ha dejado varios muertos, parecen el comienzo de una agresión terrorista de grave magnitud mundial, mientras los jefes de las grandes potencias expresan su preocupación, pero aún no se han tomado medidas inmediatas para frenar esa arremetida que es una de las formas más crueles de la violencia racista o política.

Declaraciones coincidentes del gobernante ruso Vladimir Putin y del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, presagian, sin embargo, que tomarán en serio el repunte del terrorismo, que ya no solo cumple su delito matando a seres inocentes, sino que forma ejércitos y los entrena en las más variadas formas de asesinar, utilizando incluso niños, y causando temores justificados y reacciones de ira justificada y deseos de venganza.

El terrorismo debe erradicarse, aún con el empleo de drásticas medidas, especialmente de las grandes potencias que son las que tienen los medios y los recursos para enfrentar exitosamente ese flagelo, y son los blancos del terror.