Nadie, por lo menos hasta hoy, ha respondido todavía a las tremendas declaraciones del técnico del Macará, quien afirmara que en el fútbol ecuatoriano todo está podrido.
La falta de respuesta deja abiertas sospechas entre los aficionados, pues puede obedecer ya sea a una falta de valor, o deberse, más bien, al peso de la culpa.
Porque todo, en el fútbol ecuatoriano, tiene que abarcar a la dirigencia nacional, a las dirigencias locales, a las plantillas de jugadores, al arbitraje y debería incluir a la prensa especializada.
El viejo refrán que dice que “el que calla otorga” podría tener un peso insoportable si de verdad ocurriera lo que afirmó ese técnico.
Las cosas deben quedar bien aclaradas para evitar especulaciones que harían mucho daño al espectáculo deportivo en que se ha convertido al deporte de mayores simpatías en el país, como consecuencia de lo que ocurre en el mundo entero, pues el fútbol es un espectáculo que atrae a las multitudes.
Todos esperábamos una respuesta contundente a esas afirmaciones tan delicadas probablemente sin fundamento, aunque ya se están dando hechos que han dejado una mala sensación en la mente de los aficionados.