Opinión
Este es el mejor oficio del mundo
Tan solo 24 horas fueron suficientes para que el lojano Santos Cevallos encontrara a su mamá, Rosa, después de cincuenta y nueve años.

Tan solo 24 horas fueron suficientes para que el lojano Santos Cevallos encontrara a su mamá, Rosa, después de cincuenta y nueve años. Su vida transcurrió entre la desolación y la esperanza de que no habría mal que durara cien años ni cuerpo que lo resistiera. EXTRA lo visitó en su negocio de comidas en el sur de Guayaquil, donde ha luchado contra la adversidad, mientras soñaba con volver a abrazar al ser que le dio la vida. Pero lo increíble de esta historia es que al día siguiente de la publicación, su familia leyó el diario y lo reconoció de inmediato, justo cuando esperaba en un hospital de Quito a que operaran a Rosa, de 92 años. Una mujer se comunicó con la redacción y dejó los datos de la cuñada de Santos para que la llamaran y, al instante, armamos el operativo de reencuentro. Fuimos a la casa de este hombre, de 63 años, para darle la buena nueva. Él no lo podía creer, se quedó impávido mientras unas cuantas lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas. Su sueño más grande se había cumplido, gracias a la labor de un equipo de periodistas que sirvieron como vínculo para cambiar el destino de una persona que jamás perdió la fe. Santos pidió prestada una maleta a una vecina y emprendió su viaje hacia la capital esa misma noche, sin poder pegar ojo pensando en qué le diría a su madre después de tantos años de ausencia. El viernes por la mañana se reunió con sus hermanas y abrazó a su viejita. Nosotros nos quedamos con la satisfacción de que este, el mejor oficio del mundo, no solo mantiene informada a la comunidad, sino que también reconstruye vidas perdidas por la adversidad, en medio de un ambiente hostil para el periodismo. Salud Santos, por esta nueva y maravillosa etapa.