¡Gracias, pelados!
Durante 10 días, los futbolistas de la selección nacional aliviaron los corazones de los ecuatorianos con sus goles, calidad y atrevimiento en las canchas de Catar. Aunque faltó poco para igualar la marca de la Tricolor en Alemania 2006 -octavos de final-, estos pelados, dirigidos por Gustavo Alfaro, lograron lo que nadie ha podido en los últimos años: unir al país, arropados por la misma bandera y en un solo grito.
Esta generación no llega todavía a su techo futbolístico, pero tiene un gran grupo de jugadores jóvenes que destacan en diferentes ligas europeas, con una envidiable formación profesional, lo que abriga esperanzas de futuros triunfos en competencias internacionales.
Esto es el fruto de un cambio de mentalidad en la preparación de nuestros deportistas. Cuando las instituciones no dependen de la improvisación y basan sus objetivos en el liderazgo, gestión, planificación, desarrollo, valores y respeto a los procesos, los resultados aparecen fácilmente.
Que este proceso futbolístico, que enamora a muchos por su sentido de pertenencia y confianza, contagie también a todos los estamentos del país. Que sea el ejemplo de unidad, de jugar en equipo por un solo propósito: levantar a Ecuador.