Opinión
La madre de un preso, y la madre de una víctima
Por el Ab. Elio Ortega Icaza
Un amigo me envió esta reflexión y me impresionó por su singularidad. Hace poco, las madres de unos pandilleros encarcelados realizaron un mitin exigiendo los “derechos” de sus hijos. Y esta es la respuesta de una madre hacia la madre que protestaba.
“Vi tu protesta por TV, en el mitin en favor de la reagrupación de presos y mejores tratos. Te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo, y de lo que gustas para ti ir a visitarlo. Vi también el apoyo que tuviste de otras madres y el apoyo de sindicatos populistas en defensa de los derechos humanos, etc.
Yo también soy madre, comprendo tu indignación. Enorme es la distancia que me separa de mi hijo. Trabajando mucho y ganando poco, idénticas son las dificultades y los gastos que tengo para visitarlo. Si aún no me reconoces, soy la madre de aquel joven que se dirigía al trabajo, con cuyo salario me ayudaba a criar y mandar a la escuela a sus hermanos menores, y que fue asaltado para robarle su celular y herido mortalmente a balazos disparados por tu hijo.
En la próxima visita, cuando tú estés abrazando a tu hijo en la cárcel, yo estaré visitando al mío y depositándole unas flores en el cementerio. ¡Ah! Se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un colchón y comiendo todos los días. Seguiré sosteniendo a tu hijo malhechor.
Ni a mi casa, ni en el cementerio, vino nunca ningún representante de esas entidades, que tan solidarias son contigo, para darme apoyo ni dedicarme unas palabras de aliento. ¡Ni siquiera para decirme cuáles son mis derechos!
¡Los derechos humanos son para los humanos derechos!