Se pensó que luego de la primera presea dorada de Richard Carapaz en estas olimpiadas de Tokio 2020 no habría la esperanza de alcanzar otro oro. Alexandra Escobar era una de las “cartas bravas” que se encontraba en el radar del posible podio olímpico, pero lastimosamente no fue así; pero dejó todo en su presentación y hay que aplaudirla como guerrera que es.

Llegó el turno para nuestra pesista Neisi Dajomes que vio en esta competencia la oportunidad para rendirle tributo a su madre y hermano, ambos fallecidos por diferentes circunstancias hace poco tiempo, levantando 263 kg y asegurándose el oro tan anhelado. Tamara Salazar obtuvo un destacado y enaltecido segundo lugar. Fueron momentos de alegría e incredulidad. Por primera vez en la historia del deporte ecuatoriano teníamos una mujer campeona olímpica en halterofilia. El país se llenó de orgullo y júbilo al conocer de esta nueva conquista demostrando que no solo el fútbol genera alegrías y que existen otras disciplinas que se han abierto camino con escasos recursos y poco apoyo.

En su llegada a Ecuador se le otorgó una casa nueva, electrodomésticos y un auto cero kilómetros a Neisi. A nivel educativo se les ofreció a ambas competidoras becas universitarias y el Gobierno Nacional las compensará económicamente. Nuestras campeonas nos regalaron aparte de logros deportivos una nueva visión de la mujer ecuatoriana: aguerrida y triunfadora.