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Diario Extra Ecuador

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Recuerdo a don Clemente Yerovi Indaburo, a quien se encargó el mandato del país por 8 o 9 meses luego de que una dictadura militar entregó las herramientas del Poder en marzo de 1966.

Al terminar este “encargo” se le propuso a don Clemente que se quede algo más en Carondelet, pero él dijo “hasta aquí nomás”, y regresó a sus cuarteles de invierno en Guayaquil.

Es decir que no era uno de esos personajes que mientras más duran en el sillón presidencial, se sienten más cómodos y logrados, dándose el caso -si revisamos en las naciones “sudacas”- de ciudadanos que, apropiándose de la frase “en la repetición está el gusto”, trataron de perpetuarse con reelecciones amañadas.

Esto viene al caso por lo que León Roldós, exvicepresidente de la República y ahora columnista de algunos diarios, reveló en un reciente comentario que Lenín Moreno, actual jefe de Estado, en una de sus públicas declaraciones se manifestó estar ya cansado de ejercer el mando. Y dijo: “Cuento los días para poder largarme”...

¡Qué diferencia con los Hitler, los Stalin o los Perón que querían quedarse “hasta que la muerte los separe” (el ruso sí lo consiguió) en el engolosinable mando de una nación!

En nuestro país tenemos a Gabriel García Moreno, quien no pudo cumplir su cometido porque “lo partió un Rayo...” Y a Correa que se engolosinó toda una década y ahora lo acosan los juicios. Así pues, Lenín parece andar fatigado, aunque se transporte en una silla de ruedas. En todo caso, ¡bien por su falta de ambición! (FCV)

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